El tiempo de Louis Cole o los blancos también saben bailar
La década de los 60 se destacó por la llegada de la música funk, los locales funky y una serie de estilos rítmicos que iban del hard bop al soul.
Más de 50 años después, las notas cadenciosas de "Weird Part Of The Night", primer track del nuevo álbum de Louis Cole, titulado Time (2018), golpea a nuestras sensaciones auditivas, como una oda a lo que bien podríamos comparar con el cenit de un día soleado que nos hacen recordar los locales funky al más puro estilo groove.
El tercer álbum de estudio de Cole, ahora bajo el sello discográfico Brainfeeder (del cual el mismísimo Flying Lotus es el artífice principal), nos trae un trabajo lleno de sentimiento, un vaivén de sensaciones que nos demuestran por qué Quincy Jones, los Red Hot Chilli Peppers y el mismo Lotus son fans de Louis Cole.
Talento como el de Genevieve Artadi, Brad Mehldau, Dennis Hamm y el mismo Thundercat hace honores a este álbum, con colaboraciones especiales que resultan en genialidades:
“When you’re sexy, people want to talk to you, when you’re ugly, no one wants to talk to you” ( Cuando eres sexy, la gente quiere hablar contigo, cuando eres feo, nadie quiere hablar contigo").
Así lo dice Cole en "When You're Ugly", con letras de tono hilarante, directo y estimulantes que hacen crítica de la frivolidad de la vida moderna. Cole deja de lado la superficialidad para ponernos a bailar con su línea de bajos que logrará que por varios momentos, de forma inconsciente, empieces a mover la cabeza y mecer el pie:
“When you’re ugly, there is something you can do / Called fuck the world and be real cool”. (Cuando eres feo, hay algo que puedes hacer, mandar a la mierda el mundo y ser realmente genial).
Como postula Newton en su ley de gravitación universal: “Todo lo que sube, tiene que bajar”. En este bamboleo sonoro tiene sus puentes de sosiego para de nuevo explotar con gran intensidad. Así lo demuestra, con tonadas como "Last Time You Went Away", un preámbulo de paz previo a la tormenta de sonoridad armónica que se fusiona con composiciones inteligentes que llenan de dulzura el oído del oyente.
Poco expresivo, pero de un talento desmesurado, Louis Cole demuestra sus dotes multiinstrumentistas y su libertad creativa que se conjuga en un crisol musical, tan fresco como la brisa de mar. Cole es capaz de hacer vibrar al escucha sin necesidad de gran producción, basta un minuto y 33 segundos, 12 palabras, dos instrumentos y su voz para recordarnos el miedo que sentimos muchos de nosotros al mirar el saldo de nuestra cuenta bancaria, así recordamos algo más de su trabajo con piezas como “Bank Account”.
Time mezcla de igual manera melodías en 8 bits que de jazz, que engendran ideas y se convierten en tonadas que pareciera fueran espontáneas. Este no es un álbum que deba tomarse de forma fútil, que si bien es rítmico, al mismo tiempo se vuelve introspectivo. Una invitación a dejar de lado las interpretaciones sociales, para convertirse en un recordatorio a que volvamos a disfrutar de las cosas simples de la vida, brinquemos en los charcos de lluvia y bailemos sin importar quien nos pueda mirar.
Con este lanzamiento Cole se acerca rápidamente a convertirse en un obligado de cualquier colección musical que se respete, o de la que se quiera alardear.
