El reto del Acuerdo de París
El 2018 se presenta como el cuarto año más caluroso, sólo 0.2 ºC menos que el 2016, registrado como el primero de la lista según el servicio de cambio climático de la Unión Europea Copernicus (UEC).
La salida del Acuerdo de París por parte de países desarrollados como Estados Unidos, es crucial para el rumbo del calentamiento global, pues en un mundo tan industrializado y potencializado por la globalización, las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) son cada vez más altas.
La aplicación del Acuerdo está prevista para el año 2020 y se busca cumplir con puntos enfocados principalmente a minimizar la producción de los GEI’s con el propósito de mantener el incremento de la temperatura mundial por debajo de los 1.5 ºC. Así mismo, busca comprometer a las naciones a donar 100 mil millones de dólares anualmente para financiar infraestructuras energéticas limpias en países en desarrollo y puedan adaptarse así al impacto negativo del calentamiento global. Sin embargo, aún con el anuncio que hizo la Unión Europea, Nueva Zelanda y otro países sobre intensificar su contribución, la salida de varias naciones y la falta de financiamiento están llevando al fracaso del acuerdo.
Por suerte, en la cumbre del clima COP24, llevada a cabo en Katowice, Polonia, se logró pactar el “libro de reglas” que establece los lineamientos para la lucha contra el calentamiento global. En ellos, se busca que los gobiernos midan, reporten, verifiquen y reduzcan las emisiones producidas para disminuir el incremento de la temperatura global.
La pregunta queda abierta: ¿qué tan eficiente será la acción del Acuerdo de París? ¿Qué sucederá en la siguiente cumbre con sede en Chile ? Nos tomará años descubrirlo, pero algo seguro es que sin el apoyo de toda la comunidad internacional, los resultados serán insuficientes.