El dolor se siente desde la planta de los pies hasta la cadera. El cansancio acumulado de cuatro días de actividades en la Magdalena Mixhuca llegó a mi. Cuatro días de encontrarle el sentido a un deporte tan ajeno. Cuando días de preguntar constantemente a los colegas sobre las cuestiones técnicas del deporte y cuatro días de ver a generaciones mayores emocionarse como hace 25 o 30 años. Así como vimos a las nuevas generaciones buscando una foto para testificar su asistencia al evento del año.

Fue un poco de todo. Una mezcla complicada de analizar. Por una lado, entra en conflicto conmigo la inversión millonaria que se hizo por parte del gobierno y la opulencia que aparentan gran parte de los que acudieron al GP de México. Aunque creo que estos eventos le hacen bien a la ciudad y al país, soy un fiel creyente de que no es aquí donde se necesita esa inversión.

Por el otro lado el tema deportivo. “¿Es un deporte el automovilismo?”, me preguntó una persona completamente desentendida de los deportes hace unos días. Pero es interesante medir el evento desde ese parámetro. A pesar de su apatía a los deportes, aquella persona asumió que el automovilismo no es un deporte o al menos lo supone. Por ello mismo insisto e insistiré: no podemos hablar de villamelones o aficionados de ocasión. Estos cuatro años que vienen serán fundamentales para medir el interés que causa la F1 para la sociedad mexicana más allá del socialite que acudirá por obligación. Claro, irá de la mano de disminuir los costos tan elevados de los ingresos ya que resulta impagable para muchos de los mexicanos. Si yo no hubiese sido acreditado, no hubiese pagado esa cantidad por venir a este evento.

El himno nacional interpretado por niños de Oaxaca fue la forma que encontraron los organizadores de “tropicalizar” el Gran Premio. Así como los mariachis que sonaron en cada momento que hubo oportunidad. Pero ya en la pista, luego de una buena carrera, el anfitrión no pudo recuperar muchas posiciones tras lo logrado en la calificación. Las curvas del Foro Sol pusieron emoción a la carrera. Fue donde varios de los pilotos perdieron el control de sus monoplazas en varias ocasiones y donde también se dieron los grandes rebases de la carrera.

El buen clima, los más de 100 mil asistentes, el entusiasmo de la gente, la funcionalidad del transporte público y muchos otros aciertos del evento, se vieron reflejados en lo deportivo con la buena competencia que hubo. Pero tendremos que hacer más Grandes Premios y mega eventos deportivos de esta índole para mejorar en algunos aspectos de organización y funcionalidad. Pero la primera prueba, en lo general, parece que pasó la prueba.