Detrás del placer: Homo Box Machina

Detrás del placer: Homo Box Machina

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Ha pasado menos de una semana desde la desaparición y asesinato de Blanca Alejandrina Lorenzana Alvarado, la joven de 20 años mejor conocida como Alexis en Cancún, Quintana Roo, de quien sus restos fueron hallados mutilados en bolsas de plástico, crimen que provocó la protesta feminista que terminó reprimida a tiros el lunes por la noche en uno de los principales destinos vacacionales del país.

Alexis ahora se integra a esa innumerable e inimaginable masa de cuerpos que han sido violentados hasta la muerte en un país que continúa en la indiferencia ante la crisis de desapariciones, homicidios y feminicidios que la consume.

Leemos las noticias y se nos pone la piel “chinita" por unos minutos, después cambiamos de página o seguimos el scrolling en Instagram y se nos olvida todo: el dolor de todas las madres, las lágrimas que fluyen a pesar de los años, la lluvia que no se lleva los recuerdos de una persona que hace poco respiraba, aún viva.  

Al entrar al teatro Julio Castillo con boletos en mano para ver HOMO BOX MACHINA, no imaginas que este proyecto escénico sobre el placer sea el lugar donde surgen cuestionamientos que te remueven hasta los huesos.

Al fondo del escenario un telón rojo ondulante, que asemeja los pliegues de una vagina o quizás llamas de fuego. El sonido de un hombre, repugnado por la humanidad, quien desquita su rabia en la batería. Y en una pantalla LED, la siguiente pregunta: 

¿Se puede vivir con miedo y ser feliz?

No. La respuesta parece ser no. Al menos no hasta que las mujeres puedan caminar libres por las calles, sin tener que estar en una llamada con alguien que las proteja o con un gas pimienta en mano; no, hasta que puedan tener como herencia el coraje de sus abuelas; no, hasta que dejemos de leer en redes sociales: “tengo miedo de salir de casa y no volver a ver a mi mamá”

Foto: dondeir.com

Foto: dondeir.com

La premisa de la puesta escénica: No todo el placer es verdadero, hay placeres falsos, como la mentira del consumismo. Placeres que esconden temores profundos debajo de la superficie.

Este espectáculo, producido por más de 40 artistas mexicanos, es un viaje que te lleva a explorar distintas sensaciones placenteras—sonidos tanto relajantes, cómo eróticos, juegos de luz psicodélicos que te dejan mareado pero con ganas de ver más.

Después, una larga oscuridad, de pronto penetrada por rayos de luz amarillentos que se vuelven polvorosos con el acento de máquinas de humo. Y finalmente, una serie de pantallas. Imágenes de mujeres desnudas, accesorios de cocina, marcas de ropa cuyas fábricas impulsan la esclavitud moderna. Son imágenes que nos rodean día a día pero que ya no cuestionamos.

A veces entramos a experiencias escénicas sin saber qué es lo que nos espera. Creemos que vamos a salir felices y acabamos con el corazón perforado. No es una sensación agradable pero parece ser necesaria. Una herramienta para encontrar en esa incomodidad lo que hay detrás de nuestras máscaras

La puesta en escena se presenta en el Teatro Julio Castillo, de miércoles a domingo a las 20:00 horas.

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