El coleccionista de arte que fue acusado de falsificar 15 obras de arte
Imagínate ser admirador del escultor español Eduardo Chidilla, comprar en 3,900 euros una de sus litografías y descubrir que es falsa. Este fue el caso de Tomas Weber, un ciudadano austriaco que en marzo de 2019 compró una obra en la casa de subastas Hampel, en Múnich, Alemania, al señor Guillermo Chamorro. Ahora, la Fiscalía de Madrid demanda seis años y medio de prisión para Chamorro por un delito continuado contra la propiedad intelectual, además del delito de estafa por la falsificación de 15 obras de otros artistas de renombre como Munch, Steinberg o Lichtenstein.
El austriaco viajó a España en el año 2019, donde se presentó en la comisaría del barrio madrileño de Chamberí, para denunciar que había visto dos litografías falsas de Chillida en la casa de subastas Setdart de Madrid. Vincens Pascual, el gerente en aquel momento de la empresa, aseguró que Weber fue quien se acercó al local de Setdart donde vio las obras de París y Lurrak expuestas en la pared. En el pasado, Weber ya había adquirido dos obras fraudulentas de Chillida pertenecientes a Chamorro (una de casa Ansorena y otra en Hampel), sin saberlo.
Días después, los agentes de la Policía Nacional se acercaron a la casa de subastas de Pascual, donde incautaron la mayoría del catálogo de piezas falsificadas: siete de Chillida, dos de Lichtenstein y una de Munch. El gerente negó que existieran más obras de la autoría de Chamorro, pero la policía descubrió que se encontraban al menos otras tres en la página web de Setdart. Finalmente, una trabajadora admitió que guardaban más en el almacén, por lo que una vez que revisaron aparecieron otras cinco.
En 2018, Chamorro llevó las obras a la casa de subastas Setdart para verificar su autenticidad, y fue ahí donde firmó el único contrato que lo relaciona con ellos. Las piezas fueron vendidas a particulares en diciembre de ese año. La defensa de Chamorro se escuda en que él solo había llevado los cuadros a estudio y que no se trata de ninguna de las piezas por las que se le acusa en la actualidad. Además, asegura que se pagaron los derechos de autor, y que no se había denunciado de falsedad ninguna de las obras hasta meses más tarde, cuando la policía les dio aviso a los compradores. Por otra parte, una vez que Chamorro vio las fotos del atestado no reconoció dichas obras como las que él entregó.
Chamorro se convirtió en coleccionista a los 14 años, por lo que se ha creado cierto renombre en el mundo de la compraventa de obras de arte. Además de frecuentar exposiciones, se dedica a la creación de pequeños collages que hace por hobby para luego exhibirlos. El acusado asegura que Fátima Allende, una representante de la firma de España, lo contactó para ver algunas de las obras que poseía, y que luego le pidió que se las mandara a Múnich. Él asegura haber mandado 29 obras, entre las cuales se encuentran algunos supuestos chillidas, las cuales estima entre 250,000 y 300,000 euros. Tras no recibir remuneración alguna, Chamorro reclamó a la empresa , pero le dijeron que las obras ahora estaban en la posesión de las autoridades por irregularidades. Hoy en día no se conoce el paradero de dichas piezas.
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