Clase magistral de Alejandro Gonzalez Iñárritu: Una migración distinta
La demanda, el bullicio y el descontento se dejaron ver sin premeditación y mesura en el centro de Morelia a las afueras del Centro Cultural Universitario, a las 16:00 horas del 23 de octubre del 2022, ya que cientos de jóvenes enérgicos peleaban un lugar para poder entrar a la clase magistral del celebrado y criticado director mexicano, Alejandro González Iñárritu.
Entre los jóvenes demandantes para entrar propusieron el famoso “portazo” y denunciaron a gritos corrupción, desigualdad y elitismo. Fue hasta que dieron las 16:10 que algunos jóvenes comenzaron a pasar con un boleto sellado que se convirtió en estandarte de codicia y numerosas preguntas.
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Terminado el jolgorio de los boletos, algunos a través del diálogo pasaron y otros tantos afortunados de prensa pudieron hacer uso de su acreditación —y el pretexto de la revelación de la placa del festival—, para colarse a la plática del director que al punto de las 16:15 aún no aparecía para dar pie a la ceremonia.
Al término de la develación de placa auspiciada por la directora del festival Daniela Michel, toda la prensa salió para dar inicio a la charla del director. Expectantes, decenas de cineastas jóvenes y otros tantos invitados del festival se dieron el tiempo de escuchar las palabras de Iñárritu, quien aseguró no querer regresar a la realidad tradicional.
El director afirmó en sus palabras no tener ya ningún interés en retratar el mundo de afuera sino el que existe dentro. En más de una ocasión invitó a la juventud a sumergirse en la práctica de la meditación, para llegar a comprender una voz que todo el tiempo está dentro, y si no se cuida u observa, se puede convertir en el peor enemigo.
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Sugirió a las y los presentes someter a una observación profunda para conocer la naturaleza de las cosas que brotan del subconsciente, y desde ahí comenzar el reto de darle sentido práctico y cabal a la infinita y multiforme naturaleza de éste.
En más de una ocasión los consejos sobre la autoconfianza, seguir adelante pese a la adversidad y el juicio, relucieron en la charla del director, quien los primeros 40 minutos se vio interpelado por Daniela Michel que le hacía preguntas sobre la naturaleza de la película, la intención de la historia, la nueva búsqueda que tenía y sobre todo el sentimiento mexicano.
En los últimos 20 minutos, Iñárritu aunó temas sobre la conciencia recordando los motivos que le llevaron a filmar Birdman en 2014, diciendo que dicha película nació como una exploración del Ego, cosa profundamente abstracta y reluctante, con la cual él ha tenido varios traspiés en su carrera y sus relaciones personales.
Por último, el multipremiado director cerró la plática con un apartado sobre la cultura que nos rodea y cómo ésta permea nuestra forma de pensamiento y a su vez nos transforma en lo que él considera es “el mexicano”, que si bien es una amalgama numerosa de distintas tradiciones, al final dicha mezcla es una cultura independiente y pura por sí misma como lo es la cultura tailandesa, la inglesa, etcétera.
Sus últimas palabras versaron en consejos a los jóvenes cineastas sugiriendo que hablaran de cosas que vinieran de su corazón y no tanto de su mente. En punto de las 17:20 se levantó entre vítores y aplausos despidiendo a la multitud y su asiento para dejarnos con la reflexión de sus palabras y la promesa de un cine completamente diferente para el futuro de su carrera.
Todo indica que Iñárritu seguirá elucubrando un cine sobre la migración como lo ha venido haciendo siempre, solo que esta vez la migración es distinta: sin tiempo, ni lugar. Más bien una migración de afuera hacia dentro.
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