Películas FICM: 'Joyland', una liberación al vacío
Sin importar el trasfondo religioso, el sexo es algo que viene a poner poderosas cartas sobre la mesa.
Saim Sadiq (Pakistan 1991), un nombre relativamente nuevo en los escaparates cinematográficos, llega con una ópera prima poderosa, profunda y emocionalmente aplastante, Joyland. La cual invita a una profunda contemplación sobre el amor, el deseo y el autoconocimiento.
A lo largo de la película se aprecia la acostumbrada forma de las religiones del medio oriente, visiones patriarcales donde la mujer permanece en el hogar y el hombre proveedor se somete al trabajo y la manutención. Ali Junejo, quien también debuta con el director en esta película, interpreta a Haider, un hombre a la sombra de su padre Hamanulla Rana, el patriarca del Clan Rana, quien es además profundamente respetado por la comunidad religiosa circundante.
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Haider, el menor de dos hermanos, se encuentra en el predicamento de no tener trabajo, hasta que consigue uno que le resuelve un problema pero le desarrolla otros tantos más difíciles. Sin ápice de talento, se convierte en el bailarín de fondo de una pseudo estrella de baile erótico en el centro de la ciudad donde vive. Miente a su padre, sus hermanos y su esposa porque siente vergüenza al realizar dicho trabajo con el fin de no seguir viviendo el peso de ser hombre y no tener dinero.
JoyLand, la ópera prima de Saim Sadiq, se presentó como estreno internacional en el Festival Internacional de Cine de Morelia, con un prometedor y portentoso final que a más de uno trastocó en la sala y que en el Festival de Cannes, cuando ganó el premio de “una cierta mirada”, logró una ovación de ocho minutos.
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