'El quinto elemento' cumple 20 años
Una amenaza proveniente del espacio exterior se aproxima a la tierra para destruir a la humanidad; la única salvación recae en un héroe de orígenes sencillos. La premisa anterior puede aplicarse para distintas películas que dominaron las taquillas en los 90; desde Armageddon (1998), hasta El quinto elemento (1997), cinta que cumple 20 años en 2017. Dirigida y escrita por el cineasta francés Luc Besson. Su carrera inició con la realización de cortometrajes y guiones cinematográficos en su adolescencia, entre ellos Le grand bleu (1988) y El quinto elemento. El primero retrata la rivalidad de dos buzos, y se convirtió en su primer éxito como escritor y director. A partir de la siguiente producción, La Femme Nikita (1990), su filmografía bastó para emigrar a Hollywood.
El cineasta francés pertenece a la corriente de Cinéma du look, término acuñado por el crítico Raphael Bassan para referirse a directores que preferían el estilo sobre la historia. Lo anterior es desmentido en su primer largometraje de ficción americano, Léon: The Professional (1994). En él, una debutante Natalie Portman interpreta a una niña que busca vengar la muerte de su familia a manos de un policía corrupto. Cinta con una historia que prevalece sobre el look.
Léon: The Professional, es quizá el punto álgido de la carrera de Besson. La autenticidad emocional, la fuerza de la historia generada a través del guión y las actuaciones de Portman, Jean Reno y un escalofriante Gary Oldman contrastan polarmente con su siguiente realización: El quinto elemento.
La década de 1990 fue invadida por blockbusters donde una fuerza proveniente del espacio exterior amenazaba con la destrucción de la humanidad. Ante el desastre, un héroe común y corriente se encarga de salvar a la civilización. Algunos ejemplos, Independence Day (1996), Armageddon (1998), Men in Black (1997), y El quinto elemento (1997).
En El quinto elemento, una fuerza maligna en forma de planeta oscuro conocida literalmente como “La maldad” amenaza a la tierra cada 5,000 años. Para detenerla, es necesario reunir los cinco elementos: agua, tierra, aire, fuego y amor. Es situada en el futuro distópico del siglo XXIII, donde un taxista ex-militar Korben Dallas (Bruce Willis) se encuentra al azar con Leeloo (Milla Jovovich), la encarnación del quinto elemento.
Besson escribió el guión para El quinto elemento cuando todavía era adolescente, lo cual resulta evidente en varias partes de la película. El desarrollo y la autenticidad entre los personajes de Jean Reno y Natalie Portman en Léon: The Professional es inexistente y forzada entre Willis y Jovovich.
Las deficiencias del guión llegan hasta un punto ridículo, como cuando el personaje de Leeloo pelea karate contra aliens; o cuando los protagonistas se conocen por primera vez y durante 20 segundos el diálogo entre ambos varía entre “Boom” y “Big Bada Boom”.
Gary Oldman repite su colaboración con Besson como antagonista en El quinto elemento. Sin embargo, en esta ocasión su personaje Zorg es caricaturesco y en una ocasión incluso sostiene una conversación telefónica con La maldad (la cual cabe recordar es un planeta) a la que apoda Mr. Shadow o Señor Sombra en español.
A pesar de las deficiencias a nivel de historia, guión y actuación, ya que Bruce Willis se interpreta a sí mismo como el héroe de acción que ha realizado desde Duro de matar (1988), El quinto elemento genera un universo a partir de un gran diseño de producción. La influencia de películas de ciencia ficción distópicas como Blade Runner (1982) es evidente dentro del componente gráfico de la cinta.
Otro elemento a destacar son los efectos visuales, los cuales estuvieron nominados a los premios de la Academia. En su momento el uso de CGI (Computer Generated Images), o gráficos de computadora era revolucionario. Sin embargo ahora lucen plásticos y anticuados, a diferencia de otras películas de la década como Jurassic Park (1993) o The Matrix (1999) cuyos VFX aún siguen vigentes.
El quinto elemento no sabe qué retratar; acción, mensajes antibélicos, una sátira, comedia o romance. Las actuaciones y personajes, al igual que la historia, resultan superficiales e incluso naive, por lo que se vuelve un tanto forzado y ridículo. De alguna forma marca el tono para las siguientes películas de Besson, por ejemplo Lucy (2014).
Sin embargo, si ignoramos la publicidad integrada, las fallas en el argumento, las actuaciones acartonadas, los “Bada Booms”, las llamadas telefónicas entre humanos y planetas, los chistes sexuales, la voz aguda de Chris Tucker y su personaje Ruby Rhod; El quinto elemento puede ser una buena alternativa para momentos nostálgicos donde queremos ver una película con explosiones, aliens y Bruce Willis salvando el día.