Hyperactive Kid es un trío de free jazz/avant garde que sintetiza la vida en las ciudades modernas a través de ese malviaje rico que te saca del estoicismo de un día común y corriente. La banda alemana se presentó en la Ex Hacienda San Gabriel de Barrera en la franja que divide al martes y al miércoles de la 2a semana del Festival Internacional Cervantino.
La hiperactividad fue descrita como "mente que no descansa" por Sir. Alexander Crichton en 1798 y desde entonces la nomenclatura ha ido cambiado. El medicamento más usado a nivel mundial por la medicina moderna es el Ritalín, nombre comercial del Hydroclorideo de Metilfenidato, sin embargo usada indebidamente puede causar daños graves como taquicardia o episodios psicóticos.
La tripleta alemana, que según su página " en lugar de pisar el escenario, se sube al ring", demostró sin necesidad de las palabras que el remedio natural más efectivo ante la sobreproducción mental es la transgresión sonora. Es mejor perpetuar el ambiente a través de ondas sonoras usando los instrumentos tradicionales que meterse químicos que las autoridades llaman drogas controladas.
Este proyecto está integrado por el baterista rubio y peinado a lo Morrisey, Christian Lillinger; el guitarrista y artífice de los pedales Ronny Graupe y Philipp Gropper, un saxofonista cuya expresión denota una hipersensibilidad. El mote de Hyperactive Kid tiene ya 11 años que lo cargan, sin embargo, ahora se hacen llamar simplemente Gropper/Graupe/Lillinger. Posiblemente para dotarse de seriedad y ocultar aquella intranquilidad con la que ejecutan sus piezas.
Foto oficial de su página http://hyperactivekid.de/
Cabe destacar que esa impaciencia sólo es figurativa, porque sus composiciones tienen partes perfectamente ubicables dentro del mar de sonidos e impulsos. Phillip Gropper se ve físicamente trastocado al tocar. Es evidente que al producir este calibre de transgresión tu semblante y tu aura denoten intriga y confusión.
Como si la improvisación fuera tan libre que no supiera realmente que va a pasar y eso lo tiene en cuita. Sin embargo, es evidente que el trío tiene dominado el caos como Krsna domina el carruaje de Arjuna. Mediante reacciones de sus rostros y miradas dicen más que palabras, los músicos se confirman los unos a los otros los puntos de quiebre de las piezas. Una ceja levantada significa "Vas, te toca tu solo" o "sigue el staccato donde yo toco tres tiempos y ustedes entran al dos, luego nos cayamos hasta que yo vuelva a tocar".
En la única intervención hablada de la banda -a través de Graupe, el hechicero que hace sonar su guitarra como campana- explican que están extasiados de tocar por 1era vez en México y que todavía les quedan un par de rolas más de Riot, su más reciente producción. Dice que la gente que vive en México sin duda tiene algo bueno.
El caos organizado comienza de nuevo. Lilinger no usa un crash para los remates, en su lugar tiene 3 rides y emplea el hi-hat a modo de platillo agudo. El baterista tiene dos tarolas, los clásicos tom de piso y bombo, además de un par de conos de un metal delgado como aluminio que restriega contra su equipo.
El acto concluye con una escueta despedida de los artistas, una sonrisa como que no quieren la cosa y el público que aparentemente está atónito aplaude moderadamente. Aparentemente la gente que se dio cita apoya el uso del Ritalín porque no celebraron la heterogenidad del acto que acaban de presenciar. La transgresión llegó a su fin, como un ataque de ansiedad que termina y después sólo queda la vergüenza de haber perdido la compostura frente a los demás.