Texto: Luis Guizar
Fotografía: FIC
La violencia presente en América Latina tiene un capítulo marcadamente especial cuando se hace una diferencia por géneros. Según cifras de la Organización de Naciones Unidas, una de cada tres mujeres sufre violencia física o sexual, principalmente a manos de un compañero sentimental.
De acuerdo a datos de ONU Mujeres, el abuso sufrido por las mujeres es el abuso más recurrente en materia de Derechos Humanos, donde el feminicidio es su cara más extrema. Más de la mitad de los 25 países con las tasas más altas en feminicidios están en esta región del mundo.
Establecer las diferencias respecto a la violencia sufrida entre hombres y mujeres podría ayudar a buscar soluciones que la combatan ya que, aunque la violencia es un fenómeno que afecta a todos, existen diferencias importantes. Son ellas las que mueren estranguladas, son ellas las que pierden la vida en sus hogares y año tras año en la misma cantidad.
En este contexto y en el marco de la 45 edición del Festival Internacional Cervantino, se presenta “La Rabia”, una puesta en escena que nos introduce a la vida de cinco mujeres y el mundo de violencia y el discurso machista siempre presente, que tienen que enfrentar. Con temas inherentes a la violencia como el desplazamiento, desaparición y la desintegración familiar, esta obra, presentada por la Compañía de Artes de la Universidad de Guanajuato, pretende crear conciencia a través del arte, de este grave problema de derechos humanos.
Son historias crudas que, en 43 tiempos, - una clara referencia a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, uno de los hechos de violencia más traumáticos sufridos por la sociedad mexicana -, nos ofrecen una mirada a historias como la de Magdalena, una mujer que busca a su hijo y la violencia que vive al decidir encontrarlo.
David Eudave, escritor de la obra, coloca estas historias no en un país en particular sino bajo una narrativa que bien podría estar presente en cualquier rincón de América Latina. Ejemplo de lo anterior es la historia de Alicia, quien observa la tortura sufrida por sus padres, otra de las historias que forman parte de la puesta en escena.
La rabia, como descripción del sentimiento que genera la violencia y a la vez, como la enfermedad que con la muerte da un final, se hace presente con estas historias entrelazadas en donde un escenario desnudo y el trabajo actoral son el marco que nos invita a la reflexión.