Texto y fotografía: David Ovando Entre pasto y enredaderas, jardines atiborrados de verde intenso y árboles con la corteza resquebrajada, un letrero a las afueras de la fachada anuncia “Bienvenidos a la Ex hacienda San Gabriel de Barrera”, una hacienda que fue concebida desde su fundación hace más de tres siglos, de Beneficio Metálico. Fue fundada por el Capitán Gabriel Barrera, hoy es hotel, museo y recinto para albergar conciertos, beneficio que se le atribuye a su espaciosa estructura.

Ya en el interior, semblanzas, una que otra risa, y camaradería entre representantes de algunos medios transcurre sin que el soundcheck irrumpa la charla. Sin ser explícito, en ese momento se supo se estaba dentro de una olla a punto de ebullir. La llegada del conjunto fue el preventivo y el intercambio entre preguntas y respuestas comenzaría

Y se hizo la cumbia. Ya sobre la tarima impecablemente vestidos, con sus zapatos boleados, con guayaberas blancas y sus atractivas figuras color café postradas en sus vueltiaos que cubren sus cabezas y rostros. Algunos muestran canas, mismas que se podrían tomar como señal de sabiduría al frente de cada instrumento; bongos, timbales, o el mismo acordeón.

Esta vez, entre clásicos del folclor colombiano como “Tierra de Poetas, autoría del mismo Carmelo Torres, la clásica “Pava Congona” original de Andrés Landero, o piezas de su nueva producción Vivo Parrandeando, sirvieron como pretexto para poner gozadera en un espacio abarrotado en su mayoría por adultos extranjeros, aunque se dejaban ver algunos niños merodeando entre los pasillos del lugar.

La Cumbia Sabanera en domingo al mediodía no dejó opción más solo el asueto. Deleitarse machacando piso mientras el acordeón de Don Carmelo emite su gozoso sonido. No es difícil asimilar tan nutrida trayectoria, su San Jacinto junto a su relevante tradición sonora emitida por cinco locos colombianos en tan solo unas piezas.