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No consigues dormir. Has saqueado las sobras del refrigerador en las últimas 4 horas. Tu playera está manchada por secreciones que acompañan el insomnio mientras tu cerebro trata de procesar el momento en el que terminaste viendo videos de ancianos japoneses vestidos de colegialas cortándose los brazos, comiendo pizza y bebiendo jugo de naranja.
Tu historial de patologías sexuales puede revisarse en la computadora. Para el día siguiente, todos se preparan para una fiesta. Tu fin de semana será el maratón de Pokémon, pornografía de mala calidad, odio a la gente que te rodea y, obviamente, pensamientos suicidas.
La vida a través de pestañas de internet, la carencia de un discurso y la cultura pop distorsionaron la percepción de Jonatan Leandoer Håstad, mejor conocido como Yung Lean. Él es la voz de lo que podría considerarse una generación que comparte la depresión, nombrada por el joven de Estocolmo como Sad Boys Crew.
Yung Lean habla de sexo y drogas al mismo tiempo que hace referencia al agua Fiji y a algún Pokémon de la primera generación. Enamorado de los gadgets, vive a través de ellos. Su voz monótona y su lírica proponen adentrarse a los beats de trap que provocan un baile sin algarabía en melodías electrónicas que abruman al espectador a un paraíso distópico de soledad colectiva. Sin conocerlo se siente como si tratara de combatir la tristeza eterna con ropa cara, sin miedo a morir en una noche de videojuegos y animes/hentai con vasos de purple drank.
La superficialidad y carencia de discurso hacen que Yung Lean & Sad Boys definan justo a una generación vacía que ha perdido la sensibilidad con la violencia, el sexo y la denigración social. Su mundo es un cuento de hadas que, tras unas gotas de LSD, se derrite y se torna oscuro, mórbido y sin salida.
El rey de los Sad Boys se presentará en el Corona Capital para potenciar los deseos de muerte en sus siempre bajoneados fanáticos, marchitará las coronas de flores en la cabeza y deslavará las playeras fosforescentes, con el estilo más fino de su emotional/hip-hop/trap/seapunk/8bit y demás ritmos melancólicos. Recomendamos que su selfie sea con una cara triste y por lo que más quiera no haga pumping o grite con júbilo.