Vampire Weekend #CC13

Por @reecardough Clásicos snobs y chicos privilegiados. A Vampire Weekend le han caído una gran cantidad de insultos que, si bien existen por una razón, no están sustentados, pues su producción creativa refuta, con preciso batazo de cricket, las aseveraciones mal fundamentadas.

Este cuarteto neoyorkino de chicos sorprendieron cuando, en 2008, lanzaron un disco homónimoque tomaba todos los estereotipos del junior rico y los ponía de cabeza. Sí, eran jóvenes de un estrato económico favorecido, sí, sus canciones hacían alusión a instituciones o personas propios de una posición más privilegiada. Pero en vez de hablar a través del dinero, Vampire Weekend hablaba a través de su arte, de un aura espontánea y una cosmovisión transcultural. Combinaban cuerdas con ritmos africanos y guitarras suaves, tenían letras inocentes y un sonido donde permeaba la sencillez.

 

 

Vampire Weekend orientó su sonido, no a sorprender, sino a divertir; a la cadencia sutil y a la ingenuidad lírica. Usualmente, esa fórmula funciona para un disco —máximo dos— y eventualmente deja de ser efectiva; la fama de la banda se desvanece. Sin embargo, Contra (XL, 2010), el disco subsecuente de Vampire Weekend usó el mismo patrón, mientras subía unas rayitas a la diversión y a la profundidad, para generar una mayor conexión con el escucha.

Su tercer disco sería la prueba de fuego, ese momento en el que debían demostrar que podían salirse de su sofá cómodo en Vermont o Cape Cod y explorar otras sonoridades. Modern Vampires of the City, respondió con todo lo que los álbumes anteriores no tienen y más: madurez, atmósfera y, sobre todo, un elemento de explosión anímica, con el cual las emociones quedan reducidas a algo menos que escombros.

Modern Vampires of the City demostró que Vampire Weekend no es una banda del montón, sino una banda que generará miles de otras bandas del montón. El cuarteto conformado por Ezra Koenig, Chris Baio, Chris Tomson y Rostam Batmanglij se ha consolidado como una banda moderna con capacidad de tomar las riendas de un sonido propio, no de perpetuar un estilo, sino de reproducir su aura hasta fines que, probablemente, ni ellos imaginaron.

 

 

Con todas las emociones que genera su más reciente disco, perderse a esta agrupación sería un terrible error. Vampire Weekend visitó la última vez el país cuando el MxBeat existía y cuando no habían sacado ni su segundo material. Ya con más años en los escenarios y una carrera perfeccionada con precisión escultórica, Vampire Weekend es una banda que será recordada como una exitosísima banda de oxímoron, gracias a su sencilla ambición e inocente contundencia.

Vampire Weekend estará presentándose el domingo en el Escenario Capital a las 19hrs.

 

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