Breve historia del Voguing
En la actualidad cada vez estamos más cerca de elementos que pertenecen a la cultura LGBT+, en parte por los cambios sociales que se han suscitado a lo largo de los años, y por otro lado gracias a la labor de mainstreaming que han realizado estrellas queer como RuPaul, por ejemplo (su reality show RuPaul’s Drag Race, en el que drag queens compiten por ser la siguiente America’s Next Drag Super Star y un premio de $100,000USD, lleva 10 años al aire y ha popularizado la carrera artistica de 140 drag queens con millones de followers en redes sociales y fans al rededor del mundo)
Por mainstreaming nos referimos a normalizar, viralizar o a hacer comunes en espacios tradicionalmente “hetero” ciertos atributos que de otra manera pertenecerían exclusivamente a miembros de la comunidad LGBT+. Este es el caso del voguing.
El voguing es un estilo de baile de modern house altamente estilizado y aunque sus orígenes –literalmente– pueden rastrearse hasta 1897, surge como tal a partir de la escena del ballroom dance de Harlem en los años 60. Está Inspirado por el estilo de los antiguos jeroglíficos egipcios y las famosas posturas de modelos de la revista Vogue: de ahí el nombre voguing. Se caracteriza por posturas similares a modelos integradas con movimientos angulares, lineales y rígidos de brazos, piernas y cuerpos. El baile también fue un medio para pacificar a la comunidad –a menudo agitada– y se convirtió en una forma para que los bailarines rivales luchen pacíficamente por sus diferencias en las pistas de baile.
A pesar de su prominencia en la escena del ballroom (salones de baile gay) en Nueva York, el voguing ganó verdadera exposición internacional cuando Madonna lo incorporó en el video musical de su sencillo “Vogue”, en 1990. Al parecer, en 1989 se llevó a cabo en Nueva York “The Love Ball” un evento para recaudar fondos donde se expuso la cultura del ballroom a la élite poderosa de Nueva York, incluida Madonna. Fue ahí que la artista quedó asombrada por la forma de baile, y en cuestión de semanas se puso en contacto a través de amigos en común con las figuras más importantes del voguing. Poco tiempo después, dichas figuras del baile estaban montando la coreografía de “Vogue”, enseñándolo a la propia Madonna y formando parte de su gira mundial.
Así, la oda de Madonna a la escena de la que se había enamorado, llegó a encabezar las listas en 30 países y se convirtió en el single más vendido del año. Los lyrics de “Vogue” encapsulaban perfectamente la esencia de la cultura del ballroom; “It makes no difference if you’re black or white/If you’re a boy or a girl/If the music’s pumping it will give you new life/You’re a superstar/Yes, that’s what you are, you know it”. ["No importa si eres negro o blanco / Si eres niño o niña / Si la música te va a dar una nueva vida / Eres una superestrella / Sí, eso es lo que eres, lo sabes"]
Al rededor del mismo tiempo, se estrenó el documental de Jenny Livingston “Paris is Burning” otro hito en la popularización del entonces no-tan-explorado mundo de la cultura drag, que además de llevarse el precio del Gran Jurado en el festival de Sundance, representó un enorme paso en la visibilización de las subculturas LGBT+ en Nueva York.
El documental ofrece una mirada al desconocido mundo de la cultura ballroom en Nueva York y los sectores sociales más implicados en él: gais latinos y afro-americanos, además de la comunidad transgénero, así como sus experiencias lidiando con la discriminación no solo racial sino por orientación sexual y a menudo la pobreza y el VIH. Todo esto al mismo tiempo que enseña a detalle cómo se conducen los bailes de salón gay y lo que conllevan: pasarelas y concursos de belleza y todo sobre el voguing y quienes lo practicaban. Después de publicarse, despertó junto con Madonna un interés por parte del público general que antes no había recibido este sector homosexual neoyorquino.
Por ejemplo, en el mundo de la moda, diseñadores como Thierry Mugler y Jean Paul Gaultier no tardaron en incluir vogueristas en sus pasarelas. Esta danza se ha convertido en un fenómeno global que continúa evolucionando estilísticamente y demográficamente
Una de las influencias más recientes del vogue proviene del documental Kiki, dirigido y producido en 2016 por Sara Jordenö, en el que bailes y voguing contemporáneos se representan a través de las escenas y estilos que ahora existen y es considero como la secuela no-oficial de Paris Is Burning.
Hoy en día, la importancia y la influencia cultural del voguing en diferentes ámbitos artísticos siguen haciéndose presentes. Si bien antes fue necesario el empujón del torbellino de popularidad Madonna, o el documental Paris Is Burning para dar a conocer este movimiento, mainstream o no, continuará siendo una forma de expresión artística que con una carga cultural impresionante y un legado de leyendas.