¡Bienvenidos al paradisiaco Malphino!
Apenas el 4 de mayo se dio a conocer el nuevo Material de los embajadores de la República de Malphino en Londres – Visit Malphino – y las vías de acceso a la isla están más saturadas que nunca, con una lista de espera para poder visitarla que parece no tener fin.
Malphino se presentan a sí mismos como una banda misteriosa provenientes de una isla del pacífico con ese nombre, pero el único misterio es por qué tuvimos qué esperar tanto tiempo por este primer LP. Fue en Junio de 2013 que este colectivo nos entregó El Lava Del Gabacho, primer trabajo en estudio que presentaba una suerte de grabación en directo desde el estudio, en la que incluso se nota una cierta premura en la producción.
Para este segundo esfuerzo, si se escucha una producción mucho más ambiciosa, y un clavado más profundo en el ethos de la isla.
"Molienda"
El álbum comienza con una introducción en la que se nos abren las puertas de la isla. “Through The Arch” es un golpe certero que presenta el misticismo de oriente con la mezcla de cumbia y la tuba de banda que propone el colectivo. El recorrido continúa con otro de los atractivos que se antoja como el más disfrutable: la “Molienda”. Escuchando este segundo tema no puede uno evitar imaginar a todos los que trabajan en la molienda – de cualquier tipo – en la isla de Malphino cantando esa palabra que da título a canción una y otra vez al unísono, mientras a su alrededor se va formando una fiesta cada vez más grande. De nuevo el elemento que más resalta es la base que sienta la tuba de David Aird, que deja el camino libre para que el acordeón de Alex Barrow poco a poco alcance un ritmo casi hipnótico.
Una vez terminada la fiesta de “Molienda”, baja el tempo, más no el sabroso ritmo. Emprendemos una breve expedición en busca del llamado melón africano en “Looking For Kiwanos”. Aprovechamos el alto contenido de agua del kiwano para rehidratarnos con tema que se contrapone a la festividad tan notable de la anterior. Aquí escuchamos una base proporcionada por teclados y percusión que eventualmente dan paso a una línea de bajo que permite a los teclados de Graham Mushnik complementar los solos de Barrow. Con “The Caves Of Magdalena” regresamos unos segundos a los atractivos turísticos de la isla, para después enfocarnos de lleno en “The Sleep Tree”, un tema más tirado del lado de la cumbia villera que deja en claro la influencia que Rolando Bruno ha tenido en la República de Malphino. No hay manera de no bailar mientras escuchamos las voces de quienes nos guían cuando nos indican el árbol titular. De nuevo a una canción con un ritmo un poco más lento: “Kemu Kemu” mezcla la vibra cumbiera de Malphino con un poco de reggae, y da rienda suelta al misticismo de oriente con esta referencia a la cultura mapuche de La Araucanía. En tiempos prehispánicos, los kemu kemus eran utilizados por los machis mapuches para representar su estado como intermediarios entre la tierra y los dioses, y hacer de esta conexión algo que trajera beneficios a su pueblo.
"Kemu Kemu"
Con “Maglalang Avenue” regresamos a la fiesta. Parece que después de la espiritualidad de “Kemu Kemu”, Malphino no quiere que olvidemos las raíces de fiesta que se notan arraigadas en la tradición isleña: el soundtrack perfecto para unirse al carnaval en la avenida más importante. Así cierra este segundo acto de los cuatro entre los que se puede dividir Visit Malphino de acuerdo a los interludios.
“Beach Of Los Coquitos” ofrece un repito más de exótica, sí mucho más de playa, para dar paso a “Mi Malphino ‘82” , una reinterpretación de un tema incluido en el Lava Del Gabacho. La gran diferencia entre la versión original y la de este disco, es que el teclado parece sonar más sintetizado, casi como un MIDI. Casi parecería que escuchamos el tema de entrada de algún videojuego de 8 bits. Seguimos con “Ototoa”, que seguro lleva ese nombre al cuando el lago que se llamaba así cambió a Rototoa. En esta canción notamos una mayor presencia del vibráfono en la base, aunque a veces alterna solos con la guitarra, mientras que acordeón y teclados continúan con su duelo de ritmos.
Un nuevo interludio con “Puerto Flamingo”, tal cual una visión a una tarde de tráfico en la isla, tan parecido a las nuestras, sólo que esta sólo dura 53 segundos. Después de esta corta desviación, de nuevo a la fiesta, de manos de “Viento del mañana”. Esta canción nos remite a la tradición sonidera de la Ciudad de México, con uno que otro grito lanzado por ahí y – como dicen justamente – “la mezcla de ritmos tropicales”, además de ciertos efectos retro-futuristas.
"Viento del mañana"
El último interludio – “Lluvia de verde” – combina una pieza musical con ruido de lluvia y sonidos de la jungla de Malphino, para dar lugar a una “Segunda Molienda”. Esta molienda parece más un tema ceremonial que el festivo de la primera, aunque se siente más tirada a la electrónica sin perder cierto dejo de solemnidad. “Impain Ku” es otro tema que tiene sus raíces enteramente en la exótica, algo que podríamos encontrar en una oscura recopilación de lounge de los sesenta. Incluso parecería salida de la mente de Martin Denny, justo lo que podríamos imaginar que es como suena la isla en sí.
Visit Malphino cierra con dos temas bastante pintorescos. Por un lado tenemos al que podemos imaginar como una impresionante atracción turística comparable a los famosísimos burros pintados de cebra en Tijuana: el “Mono Borracho”. No es difícil imaginar a un mono tambaleándose al ritmo de esta pieza, ya sea por su estado o por sólo dar un espectáculo para los visitantes. Por el otro lado, “La bella isla”, cumbia con tintes de medio oriente. Así, como el propio colectivo lo dice en este último tema: “nos despedimos con esta canción”. Definitivamente este es un disco que vale la pena escuchar completo de principio a fin, quizá caminando por la calle o en el tráfico, pues nos transporta a esta misteriosa tierra en aguas del pacífico, donde todo parece ser fiesta.