La palabra remite al concepto de ‘Otro’. Ser ‘otro’ o tal vez ‘estar fuera de uno mismo’, ‘estar en otra condición’, no humana plenamente. En tal sentido es hermana la palabra a ‘enajenación’, que hace referencia a alguien que es ajeno a sí mismo. Puso en boga el concepto el marxismo. Para Marx el trabajo, en vez de ser fuente de realización humana, se convierte en factor alienante cuando no es en beneficio del que lo realiza sino del propietario del capital. Esto sucede desde la esclavitud y desemboca en las sociedades capitalistas. Al referirse a la religión como ‘el opio del pueblo’, Marx decía ni más ni menos que la religión aliena al ser humano.Por otro lado parecería que el ser humano necesita alienarse, aunque sea un poco. Necesitaría, por decirlo así, de cierta dosis de alienación para vivir. De esta idea nace otra: hay diversiones ‘buenas’ y diversiones ‘malas’, es decir unas convenientes y otras inconvenientes. Tales diferencias las impone la moral en turno. Al cambiar la moral, es decir: en nuestros días, diversiones que antes se consideraban como prácticas enajenantes o alienantes son vistas como normales, deseables o hasta necesarias. Es curioso: en los días que corren el uso de vehículos que lo sacan a uno de uno mismo, es bien visto. El general de los usuarios de las redes sociales y la web seguro puede comprarse una computadora y una conexión a internet, quizá algunos se estén pirateando la línea. Todos son más o menos guapos, más o menos listos… Todos se creen valiosos o creen tener algo qué decir. Comparten pequeñas esferas, entre las cuales se buscan, se persiguen, se siguen. Todos tienen una intensa necesidad de reconocimiento, incluso aquellos frecuentísimos que plasman sus statements en formas ingeniosamente sarcásticas. Aquellos grupos que se exaltan a si mismos como “perdedores”, ”loosers”… inconformes que apenas son capaces de expresarse con una pasividad pasmosa, una pasividad que les impide salir del Estado de Alienación, que convierte sus estados de conciencia en líneas, en partes de un gran cadáver exquisito e intangible, en un Gran Alien Universal… ¿Qué experiencia más vívida que posar durante horas ante una computadora, esperando que responda algún amante, buscando desesperadamente información útil para la próxima reunión entre amigos –quienes aun los conservamos-, música reciente y vieja, pornografía…? Si alguien tomara hoy una fotografía global de todos nosotros, quienes vivimos muy cerca de la computadora, seguro encontraría millones y millones de alienados; de personajes pasivos e hiperactivos a la vez, gracias a los cuales el sistema engorda y la red se vuelve más y más poderosa. Gracias a los cuales el sistema económico entero se vuelve más productivo; más rentables se vuelven las empresas, más mecanizados se vuelven los individuos.