"Independiente", una obra de teatro sobre campañas políticas para reírse de los políticos

Por: Pamela Valadez

¿Qué pasaría si un candidato independiente a las elecciones para la Jefatura de Gobierno de la ciudad tuviera una verdadera oportunidad de convertirse en el ganador?

Muchos hemos tenido el sueño de convertirnos en presidente o de aspirar a algún cargo público, con la convicción de que si fuéramos nosotros quienes toman las decisiones las cosas serían diferentes. Lo cierto es que, a pesar de las  buenas intenciones, la estructura de la política en México permanece. Por lo menos eso es lo que me planteó Alberto Lujambio  como dramaturgo en la obra Independiente.

La escenografía nos posiciona al interior de un cuarto de guerra, el centro de comando de las campañas electorales, y nos presenta de manera divertida los acontecimientos del día decisivo: el día de la elección. Sandro Bustos, el candidato independiente, atiende el pronóstico de un histórico tercer lugar para el final del día y su equipo se prepara para enfrentar la jornada, hasta que un evento insospechado lo cambia todo.

Alberto Lujambio es consultor político por lo que su escritura está dirigida por su experiencia. Muchas de las personalidades que hacen su aparición sobre el escenario están inspiradas en personas que conoce y la obra en sí misma es un necesario testimonio. En sus palabras, hasta el día de hoy, no parece existir una buena ficción en ningún medio sobre la generación a la que el autor pertenece haciendo política y “tampoco existe una tradición política de comedia en donde los políticos vayan al teatro a reírse de sí mismos”. Y así fue, a la función de estreno asistieron secretarias y secretarios de estado, diputados, senadores y candidatos a cargos públicos. La realidad y la ficción se enfrentaron mutuamente, únicamente separadas por la frontera imaginaria que divide el escenario de las butacas.

Aunque esta ficción alberga tintes de realidad. Cuando salí del teatro, con el frutsi y la torta que se repartieron como cortesía del partido independiente, pude percibir que en el montaje escénico hay un pesimismo sobre el escabroso sistema que es la política en México y por eso le pregunté al dramaturgo cómo fue escribir una obra así sabiendo que esa es la realidad de nuestro país; con sus giros inesperados, las decisiones tomadas a toda velocidad, las alianzas y las traiciones. ¿Qué hace un consultor político inmerso en un mecanismo en el que desconfía? Me pregunté a mi misma. Alberto se rectificó a sí mismo diciendo que tampoco era pesimismo como tal:

“Es más bien que, como generación, hay que aceptar que los verdaderos cambios políticos, sociales y económicos que necesitamos no van a venir de la estructura político electoral, sino de los feminismos, de la lucha por la vivienda, por la justicia fiscal, por los derechos LGBT y en la medida en la que avancen esas agendas, nos vamos a acercar más al mundo en el que queremos vivir”.

Lujambio nunca había escrito teatro, sin embargo, el hecho de que él mismo ha sido partícipe de la acción en los dichosos “cuartos de guerra”, el reconocimiento de las fallas en el sistema y la confianza en seguir intentando encontrar pequeñas fisuras desde las cuales ejercer acciones en favor del cambio permean en su obra. En ningún momento se revela una preferencia partidista y la crítica le cae a todos por igual. 

La obra es dirigida por Rina Rajlevsky y el elenco está conformado por Cristian Magaloni, Paola Arrioja, Alondra Hidalgo, Alex de Hoyos, Ángel Enciso, Gloria Toba, Christian Ramos y Héctor Bernunza, que interpreta a tres personajes diferentes y lo hace tan bien se te olvida que son la misma persona. El manejo de la escenografía es increíble y, en fin, a pesar de la visión un poco desencantada sobre las elecciones y el ejercicio democrático, lo que se presenta es un resultado pertinente, entretenido y profundo que vale la pena ver. 

La puesta en escena seguirá presentándose hasta el 26 de junio, todos los martes a las 20:45 p.m. en el Teatro Milán, en la colonia Juárez.