Violencia obstétrica y parto humanizado: apuntes para el 10 de mayo

Por Ever Osorio @intweettion

Es común escuchar a muchas personas decir que ser madre es el mayor regalo que le puede dar a la vida a una mujer. Si esto es así, ser madre debería de ser desde la gestación hasta el parto una experiencia plena y digna para todas la mujeres. Tristemente, esto no es así. Tanto en el sector público como en el privado, así como en nuestra vida social, el desarrollo de la maternidad está entrelazado con prácticas y creencias que merman un experiencia plena y la violencia obstétrica se encuentra presente de manera invisibilizada.

Pero ¿qué es la violencia obstétrica? La Mtra. María Luisa Sánchez Fuentes, Directora de la clínica para salud sexual y reproductiva de la mujer Femisana comentó en entrevista para Ibero 90.9 que ésta es “la pérdida de autonomía de la mujer sobre sí misma, es dejar de ser dueña de tu parto”. Como ejemplo están algunos estudios realizados por la Dra. Jimena Fritz, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), que han revelado que hay mujeres a las que se les realizan hasta treinta tactos en un proceso de parto lo cual no sólo produce que la mujer se hinche y hayan complicaciones para el bebé, sino que implica, sufrimiento y pérdida de autonomía de la mujer sobre su cuerpo y sobre un proceso natural.

La Dra. Fritz también señaló que a este tipo de práctica se suma, el que no llamen a la mujer por su nombre, que le impidan gritar, que se le reprenda por expresar dolor, que no le permitan estar acompañada por quien ella desee y acomodarla en una postura en la que no le preguntan si se siente cómoda. Para la Mtra. María Luisa estas prácticas tienen una base de violencia de género así como económica, es decir, que por un lado se asume que, en el caso de los hospitales públicos, al no “pagar por el servicio” se le está haciendo un favor a la mujer en atenderla. Por otro lado, en el imaginario mexicano, ser madre tiene una relación muy cercana al dolor y al sufrimiento, por lo que la presencia de éstos durante el parto se manifiesta como algo inevitable.

El sufrimiento no es un requisito indispensable para ser madre ni para tener un parto, pues existe la posibilidad de tener un parto placentero sin que esto signifique que no haya dolor.

La noción del parto humanizado, no es otra cosa más que tener un parto digno en el que la mujer esté informada de todo lo que ocurre sin perder autonomía sobre sí. Parto humanizado, no significa tener un parto en agua, o forzosamente natural, sino información y respeto. La cartilla de la atención humanizada al parto de la organización Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) señala que dicha atención debe estar orientada de manera que la mujer pueda disfrutar su salud física, mental y social durante y después del parto; que sea atendida libre de discriminación; que pueda tomar decisiones libres e informadas sobre la atención que se recibe y privacidad.

La maternidad no tiene por qué ir acompañada de un halo de sufrimiento y el parto debe dejar de ser visto como una enfermedad, pues es un proceso natural que se ha visto infectado por visiones machistas y religiosas que generan violencia sobre las mujeres. Es por ello que la información es la mejor arma de la mujeres y de la sociedad en general para ejercer una vida más digna y plena. Este diez de mayo, celebremos a la mujeres y a todas las madres difundiendo información, desmintiendo mitos y desmontando al machismo que tanto daño hace no sólo a las mujeres, sino a la sociedad en general.

Para más información puedes visitar las páginas de Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), Femisana, Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la campaña de Las Casildas sobre violencia obstétrica.

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Imagen tomada de www.las-casildas.blogspot.com
Imagen destacada tomada de http://conceptodefinicion.de/embarazo-intrauterino/

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