Una complacencia llamada Coldplay

“Coldplay songs deliver an amorphous, irrefutable interpretation of how being in love is supposed to be…”

     Chuck Klosterman. Sex, drugs, and cocoa puffs: a low culture manifesto.

El 6 de noviembre de 2015, durante el programa TGI Friday,  la banda británica Coldplay mostró en vivo al mundo su primer sencillo “Adventure of a Lifetime”. Una canción que esbozaba un Coldplay cargado de optimismo, tanto en líricas, colores, y un sonido ya digerido que ocupó la mente de aquel que la escuchó por primera vez.

https://www.youtube.com/watch?v=QtXby3twMmI

La realidad es que no tenemos un “nuevo” Coldplay. El presente sonido, ya se venía cuajando en el álbum antecesor Ghost Stories en canciones como “Ink” o “Magic” con toques electrónicos, coros melódicos y discretas pero empalagosas guitarras. “A Sky Full of Stars” sella el álbum y deja a la audiencia con la sospecha de que la banda de Chris Martin está  enfocada a la complacencia de un público que, quizás (o no) encaje con la necesidad de ansiar la inmediatez y decantándose hacia una actitud yolo. Validando lo anterior, la semana del lanzamiento de A Head Full Of Dreams, se estrenó el video de la canción “Hymn For The Weekend”, con la participación de Beyoncé.

https://www.youtube.com/watch?v=YykjpeuMNEk

“Life is a drink,

Love is a drug”

Hymn for the weekend

Congruente a este nuevo sonido, el recién fallecido David Bowie rechazó colaborar con la banda, invitado por el baterista Will Champion para participar en los coros en una de sus canciones de su nuevo álbum, a lo cual el compositor británico se negó rotundamente.

https://www.youtube.com/watch?v=fvMbkg1ZoFc

“Not one of your best?”

David Bowie

La complacencia no es unilateral, el festival Glastonbury ha anunciado por cuarta ocasión a Coldplay como headliner principal para la edición de este 2016.

 

¿Qué pasó con Coldplay?

El mundo, no perdió a Coldplay. Lo tuvo y lo tendrá. Siempre que exista la vehemente necesidad del ser humano de querer musicalizar la intimidad del fake love del que habla Chuck Klosterman (Sex, drugs, and cocoa puffs: a low culture manifesto).

¿Quién no dedicó “Yellow” a ese “amor imposible”? O quizás “Trouble”, intentando abrir la herida que generaba un rechazo de la persona en cuestión.

El amor idealizado, necesita melcocha musical y Coldplay nos ha regalado momentos afables y agridulces, exquisitamente melancólicos y muy ad hoc, para creer en el amor aún como un producto plástico,  reciclado como el repeat de una canción, pero que sin él, quizás el mundo carecería de “algo” que puede hacernos olvidar lo dura que es la vida al terminar la canción.

El Coldplay de álbumes como Parachutes y el profundamente deprimente Blue Room (Parlophone, 1999), fue  para muchos, el soundtrack de momentos que construyeron el amor idealizado con cimientos surrealistas y envueltos en una atmósfera de líricas densas y que hacían de deprimirse, en una sana y amena práctica.

https://www.youtube.com/watch?v=X3uKM5sMXJE

 

Entonces, ¿Aún así, quieren juzgar a Coldplay? No se preocupen, ellos ya lo hicieron.

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