Un premio al cine nacional y los fragmentos de quienes lo conforman
El espíritu fílmico se sintió desde que el equipo de El cine y… puso pie en la Casa Buñuel, actual sede de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas, y el presidente, Ernesto Contreras, nos lo confirmó: “Don Luis es parte de la convivencia diaria que tenemos aquí. Abre y cierra puertas”. Aquella reunión sería un encuentro entre la comunidad cinematográfica, con el objetivo de reconocer, preguntar y criticar el trabajo desarrollado con los colegas y los pares. Al final, eso es el Ariel.
El 2018 fue especial para el cine mexicano alrededor del mundo, no sólo por una cuantiosa producción de cintas, sino por la calidad de las mismas. No obstante, el panorama ha sido caótico en materia económica y gubernamental. Ayer 24 de junio, muchas de estas obras fueron condecoradas en la ceremonia de la 61ª edición de la AMACC. Hoy nos permitimos dar a conocer las declaraciones realizadas de algunos de los nominados, días antes, en una serie de entrevistas.
Ángeles Cruz
Por: Naomi Ferrari
Ganar un Ariel trae grandes satisfacciones y no es la primera vez que Ángeles Cruz es nominada por la Academia Mexicana. Sin embargo, confiesa: “Nunca he hecho mi trabajo para recibir ningún premio”. Arcángel, filme concursante en la categoría de “Mejor cortometraje de ficción”, ha sido reconocido en distintos países, entre ellos: Cuba, Estados Unidos, Francia, Egipto, y Puerto Rico. Pero en México, el eco de su obra no fue tan grande, siendo únicamente aplaudido en el Festival de Cine de Hermosillo. Hoy, el Ariel lo reivindica, tras el reconocimiento otorgado en la pasada ceremonia en esta categoría.
¿De qué nos habla esto? De la incomodidad social que detona una pieza tan honesta y real como la que construyó. Tan incómodo que, aún durando 18 minutos, nos muestra un fragmento de la realidad nacional, pero que por crudeza o apatía, decidimos ignorar o subestimar.
Nudo Mixteco, próximo largometraje de su autoría, será otra pieza que se encargará de visibilizar otro punto ciego de la sociedad. Y es que cuando se tocan temas relacionados a pueblos indígenas se cae fácilmente en clichés, o en dos posturas extremas: la romántica o la violenta. Ella decidió tocar la parte íntima y entrañable, desnudando cómo viven su sexualidad las mujeres indígenas en épocas contemporáneas.
“Yo parto desde mi vida, yo vengo de una comunidad indígena, que es Villa Guadalupe Victoria, San Miguel el Grande, en Tlaxiaco, Oaxaca […] Desde ahí escribo, desde ahí son mis inquietudes, son mis miedos y mis retos”
La óptica que ha adoptado para contar sus historias es la de la comunidad. No sólo por los usos y costumbres con los que creció, sino porque al final, hacer cine, se trata de eso, de decisiones colectivas, de juntar talentos: de crear comunidad. Desde la trinchera femenina, la intención es la de romper paradigmas, brindar un punto de vista distinto al universo falocentrista que se ha mantenido, no sólo en la industria, sino en muchos otros ámbitos públicos. Así como lo manifestó el día de ayer el movimiento #YaEsHora, un llamado de mujeres cineastas hacia la paridad laboral, la inclusión de narrativas que muestren diferentes perspectivas, y la nula tolerancia hacia la violencia de género.
Enrique García Meza
Por: Ricardo Marín
Enrique García Meza no había hecho una película o documental en un tiempo considerable. Su más reciente largometraje de no ficción, Ayotzinapa, el paso de la tortuga, lo realizó por una simple razón: tenía que hacerlo. Tras años de hacer cine en el campo, García Meza sintió la punzada que todos los mexicanos tuvimos al saber los hechos: 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, con fuerzas a cargo del estado y en pleno uso de la impunidad que corroe este país.
“Ayotzi me pega”, afirma Enrique García Meza con un dejo de dolor en la voz. Ayotzinapa, el paso de la tortuga es un documental también lleno de dolor, cercano a las personas que vivieron esta atrocidad: “Fue una investigación directa, de campo, en tiempo real”. García Meza también añadió en entrevista con El Cine y… sus intereses y ambiciones para este documental:
“Hay que tener mucho cuidado con qué estás contando. Yo estaba muy aferrado a no buscar culpables. Solito te das cuenta. No hay que meterle más limón a la herida. Creo que eso hizo el documental, es una historia en tiempo real de investigación”
A través de la entrevista, García Meza afirmó algo vital que su documental hace: mantiene viva la historia, un relato donde las investigaciones hacia la atrocidad hablan por sí solas, y donde la búsqueda de respuestas parece ser algo interminable. Para un momento como el actual, en el que la verdad es algo que se juega y modifica a merced de ciertas esferas, Ayotzinapa, el paso de la tortuga es un trabajo esencial sobre una historia que continúa pasando, y continúa afectando la vida diaria de este país.
Marina de Tavira y Eugenio Caballero
Por: Fernando Moreno
El octavo largometraje de Alfonso Cuarón no sólo es la película mexicana más premiada de los últimos doce meses, sino también es la más nominada en la sexagésimo primera edición de los premios de la AMACC. Hace unos días El cine y... platicó con Marina de Tavira y Eugenio Caballero, dos de los socios creativos del director de moda en el cine global.
Nominada y ganadora del premio a “Mejor coactuación femenina”, Marina comenta lo que significa para ella formar parte de la terna:
"Para mí es una felicidad enorme, es un reconocimiento de parte de los artistas cinematográficos que he admirado desde niña”
Acerca de la gente con la que ha colaborado comenta lo siguiente: “Desde que quería ser actriz veía muchísimo cine mexicano porque pensaba, ojalá algún día pueda yo trabajar con algunos de estos maestros que admiro y que son también los que hoy están escogiendo Roma y están escogiendo nuestro trabajo y eso me honra muchísimo.” Sobre el mismo tema, Caballero agrega. "La gente de la academia es gente, por un lado a la que yo he admirado mucho, pero también con la que he hecho mi carrera, con quien he aprendido el oficio […] fuiste pupilo de alguien, alguien trabajó contigo y así se van haciendo esta especie de oficios a la vieja usanza […] Es como una gran familia y lo siento como un abrazo".
Sobre lo que les ha dejado la experiencia de Roma, tanto Marina como Eugenio, coinciden con haber vivido un sueño hecho realidad, una experiencia afortunada, sobre todo, por ser una película hecha en México de un tema mexicano que, además, logró conectar con su pasado personal.
Luis Gerardo Méndez
Texto por: Naomi Ferrari
A Luis Gerardo Méndez lo hemos visto en los zapatos de noble, mirrey, hombre de familia, un soberbio dueño de un equipo de fútbol, y hasta en los de un extraterrestre. Su última nominación fue por haberse enfundado en las botas de un boxeador: Miguel “Bayoneta” Galíndez.
Con una cinta que describe como sensorial, el espectador se impregna de ese ambiente frío y desolador, a causa de un autoexilio experimentado por el personaje principal. Esta historia de deporte, a cargo de Kizza Terrazas, se torna, a su vez, una mera excusa para hablar de conflictos internos, encabezados por la culpa. Así, el boxeo se aborda como una forma de vida, donde éste se vuelve la única salida de situaciones tóxicas, drogadicción, alcoholismo, pobreza o violencia. Por lo que el reto en sí, no fue aprender a tirar un gancho, o habituarse a las condiciones climáticas finlandesas, sino entender la mente de estos personajes tan complejos, y a la vez atractivos para actores como Luis Gerardo.
En la entrevista que nos brindó, declaró que un buen guión es el factor principal que lo conquista para emprender un proyecto, así como también, la pasión que sus autores logran transmitirle de dichas historias.
“A mí siempre la claridad me ha parecido algo muy sexy de un director. Cuando los directores tienen claro lo que quieren hacer, y tienen una visión, tienen referencias claras, llegan, y te abordan como actor”
Ilse Salas
Por: Ana Fer Torres
Con catorce nominaciones a los Premios Ariel, no debería sorprendernos que Las niñas bien, segundo largometraje escrito y dirigido por Alejandra Márquez Abella, se haya posicionado contundentemente como una de las mejores películas mexicanas de 2019.
Las niñas bien cuenta la historia de Sofía de Garay, una socialité mexicana que se encuentra frente a la crisis económica de 1982 y descubre las repercusiones personales que le trae a ella misma, a su familia y el movimiento que causa dentro de su círculo social.
Sin embargo, no se trata de una historia aislada, sino una crítica inherentemente feminista a la sociedad mexicana, a los roles de género y a las normas que nos rigen.
Platicando con Ilse Salas, protagonista de la cinta y ganadora a “Mejor actriz” por la AMACC, nos comentó que, una de las razones que hace tan imponente a Las niñas bien es su congruencia, frente y detrás de la cámara. Mujeres hablando de una historia sobre mujeres. Las espléndidas actuaciones, en su mayoría, femeninas fueron además retratadas por una directora de fotografía, Dariela Ludlow.
Alejandra Márquez es, indudablemente, una de las guionistas más importantes de nuestro país. Con un equipo merecedor de cada una de las nominaciones - entre ellas mejor dirección, guión original, fotografía y actuaciones, mejor edición, diseño de arte, maquillaje, vestuario, música original y mejor sonido - Las niñas bien es un triunfo memorable y colosal.