Un futuro más brillante con Slowdive y su ‘Just For A Day’, a 30 años
Esta semana #Vintage909 repasa el álbum debut al que el paso del tiempo le ha traído la gloria que el fugaz shoegazing enterró en los noventa
Después de la presencia de My Bloody Valentine, el término shoegazing comenzó —aunque brevemente— a ser relevante. Varios proyectos empezaron a salir a flote en la marea de la prensa musical especializada, ya que en la década de los 90 los medios impresos que reseñaban música como NME o Melody Maker en el Reino Unido, dictaban la última palabra sobre qué música valía la pena escuchar.
En Reading, uno de los condados de Inglaterra, Rachel Goswell y Neil Halstead se conocieron a temprana edad, cuando tenían 6 años para ser exactos. Una década después, en 1989, comenzaron a asistir religiosamente a un centro juvenil que tenía un estudio con todo el equipo necesario para conectarse y hacer su música. Goswell pasaba por su faceta hiper gótica y Halstead cabría en la descripción de un indie kid, que en sus palabras, el terreno medio en sus gustos musicales eran The Smiths y The Velvet Underground, tomando como referencia este último para sus primeras grabaciones como The Pumpkin Fairies y progresivamente hasta transformarse en Slowdive.
En esos años en Reading existía un club llamado After Dark —una especie de CGBG— donde pudieron ver en vivo grandes proyectos que sin duda los influenciaron como Spacemen 3 y MBV, y otros más pequeños como The Charlottes donde tocaba Simon Scott y que se les uniría después como baterista. Christian Savill (guitarrista) cuenta en el documental Souvlaki de Michael Garber sobre la primera vez que vio tocar a Kevin Shields y como esto fue determinante para empezar a utilizar el reverb en su música. Así es como después de experimentar con todos estos nuevos aprendizajes llega el primer EP de Slowdive y varias presentaciones en el After Dark, que los llevó a firmar con Alan McGee en Creation Records, famoso sello independiente por tener en su cartera a MBV, Primal Scream y The Jesus & Mary Chain.
Para entonces el vox pópuli era que el shoegaze se trataba de una generación de adolescentes deprimidos por la crisis del VIH, la recesión económica y la incertidumbre de un mejor futuro y que por eso tocaban encorvados y viendo al piso, porque “cargaban con el peso del mundo en sus hombros”; la realidad es que la cosa era más sencilla, no era un movimiento político sino que para lograr esas estruendosas guitarras, hay muchos pedales que pisar.
Durante el 90 y 91 fue el breve esplendor del shoegazing y Slowdive lanza su disco debut Just For A Day, que precisamente habla sobre las emociones de un adolescente, la depresión por no encajar, la búsqueda de un futuro más brillante y las primeras nociones del amor verdadero.
“Celia’s Dream” le da nombre al álbum y en las guitarras tienen algo que me hace pensar en la época del Disintegration de The Cure. Luego llega “Catch the Breeze”, una de las rolas que mejor han envejecido y que trata sobre ver el mundo pasar a tu lado, estar dispuesto a enfrentar los obstáculos y defender el amor mientras Neil canta que puede creer que cualquier cosa es posible.
Le sigue “Ballad Of Sister Sue” donde no puedo ser objetiva porque es una de mis canciones favoritas pero basta escucharla con atención para disfrutar de la escritura de Halstead.
“Don’t tell me I’m lost if i'm not sure what to wear
There’s a fire in my head and I’m blinded by all I can’t see
Dancing to nowhere
I’m losing my head among thieves
and the man at the bar
looked like all that he needed was gone”
Durante “Waves” y “Brighter” retomamos el concepto de avanzar hacia el futuro. En la primera, sobre cómo las olas se llevan tu dolor y tus malas decisiones, y la segunda podría interpretarse como la historia de una mujer al borde del suicidio que en un momento de lucidez decide que el tiempo mejorará las cosas. El álbum termina con “Primal” que narra el enamoramiento de dos almas. Describe esos sentimientos que se conocen al sentir el amor verdadero por primera vez. “Everytime, she says she 's falling, and everytime, I caught her spin”, algunos foros dicen que esta rola podría ser lo que inspiró la portada del álbum que muestra una clase de espiral.
Neil Halstead explica en el documental —antes mencionado—, cómo para él la música de Slowdive tiene un sentimiento cinematográfico, que por momentos es como musicalizar una escena de suspenso, de amor o drama mientras la cámara se aleja lentamente. Es aquí cuando el sonido de los de Reading se diferencia del resto de los proyectos shoegazers del momento. De hecho, un dato curioso es que cuando el álbum salió traía un sticker que decía “como una sustancia que altera la mente pero sin riesgo”.
Sin embargo, el Just For A Day no tenía la mejor producción. Estuvo a cargo de Chris Hufford, el ingeniero de Courtyard Studio en colaboración con Halstead, ninguno era productor pero el bagaje musical en música clásica de Neil, la manera de expresarse en sus letras y la libertad creativa que tuvieron les permitió entregar un excelente clásico. Eso opinamos 30 años después pero en su momento la crítica destruyó el álbum. El Loveless no solo llegó a arrasar con su muy cuidada producción —gracias a las manías de perfección de Shields— sino a enterrar en el lodo el Just For Day. También comenzó una de las guerras musicales más épicas de la historia. En el Reino Unido, Blur y Oasis —que firmaron con Creation Records— peleaban por la corona del britpop y en Estados Unidos solo había oídos para el grunge y Nirvana.
Las revistas se los comieron vivos, en mal sentido. Una de las críticas más fuertes decía “Slowdive? More like slow death” (Immersión lenta?, Más como una muerte lenta"), que se interpreta como “me muero de aburrimiento de escucharlos, chavos” pero les dejamos una de las reseñas positivas, escrita por Simon Williams para NME:
Recordemos que para este momento, los Slowdive tenían apenas entre 19 y 20 años y todas estas críticas les afectaron mucho a nivel emocional y creativo. Además en este punto Neil Halstead y Rachel Goswell terminaron su relación romántica de varios años, lo que también creó una fricción extraña en la banda. Por más que decidieron continuar tocando necesitaban un momento de calma y toda esta catarsis emocional culminó en el Souvlaki (1992), la joya de su trayectoria musical que habla sobre la depresión, la soledad y el desamor, pero bueno, esa es otra historia.
Celebramos los 30 años del Just For A Day como el #Vintage909 de la semana, porque si algo ha probado Slowdive como banda y con sus tres producciones es que han sobrevivido a la prueba del tiempo. Tras pésimas críticas que los llevaron a terminar por un momento, continuaron acumulando adeptos que hoy celebramos de sus paisajes musicales.