Cátedra de sonidos en Ciudad Deportiva: Travis en la CDMX
Fotos: Victor Lara
Seis de la tarde, la estación Velódromo de la Línea 9 del metro de la CDMX albergaba a personas que esperaban algo sin igual, pues luego de años sin estar en tierras mexicanas, Travis vendría a la ciudad a interpretar un disco icónico dentro de su carrera musical: The Invisible Band.
Las nubes en el cielo se alejaron. Ocho de la noche, se apagaron las luces. El intro de “Sing” sonó. Las guitarras listas. El primer acorde. El show había comenzado. Respetando el orden del disco, Travis salió al escenario cantando “Baby, You’ve been going crazy…” en un coro sincronizado con el público.
Una pausa, la bienvenida y el agradecimiento al pueblo mexicano; aplausos y gritos eufóricos por estar en un lugar y día especial. El conteo a tres con las baquetas, “Dear Diary” comenzó a sonar. Los abrazos entre las personas, la mirada al cielo, las lágrimas y el cántico del segundo track del disco se fueron disolviendo poco a poco sin darse cuenta que todo tenía sentido alrededor.
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Celulares al aire, listos para darle play a la grabación. “Side”, la guitarra acústica resonó y todo comenzó a tener un coro, el lanzamiento de un Dr. Simi acompañó ese bello momento y los aplausos no se hicieron esperar.
Francis Healy, vocalista de la banda, agradeció todo el cariño, la gente que los recibió en el aeropuerto desde temprano, y una que otra risa por la confusión de su verdadero lugar de origen, aclaró que son de Escocia haciendo un baile típico de aquella región y mencionó las faldas y gaitas emblemáticas, “Ready guys…?”, dijo Fran.
“Flowers in the Window” estaba sonado. Mirabas el cielo y los aviones en conjunto con las nubes y las luces hacían que la rola tomara otro sentido, uno más espiritual, tomando esas flores imaginarias para entregarlas a la gente que estaba alrededor, llorando al escuchar esta canción, una emoción difícil de explicar, pero que en palabras de Fran, “It’s amazing”.
Un respiro necesario, palabras y menciones del amor; las luces apuntaban a otro lado. Una propuesta de matrimonio se hizo presente en el show. “Sí” fue la respuesta. Los aplausos. Una conexión perfecta entre ver a tu banda favorita y pedirle matrimonio a la persona que comparte esos gustos contigo, solo una banda como Travis es capaz de conectar así con su gente.
El cierre del disco se acercaba. “The Humpty Dumpty Love Song” sonó. Las luces del recinto se apagaron, pero las de los dispositivos celulares aparecieron. Todo era perfecto. Nada lo arruinó. Cinco minutos que se disfrutaron al máximo.
Hubo una pausa más para cambiar de vestuario, regresar, tomar la guitarra e interpretar “A Ghost”, mientras miles de fans, sin creer lo que veían, solo gritaban y lloraban.
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“Closer” no podía faltar en un noche así. Fran guardó silencio por un momento, y el coro se cantó solo, “Closer, Closer, Lean on me now…”, manteniendo ese ritmo hasta el final y cerrar con una porra para Travis. Lo consiguieron. La gente era feliz y no pedía nada más.
Llegó entonces el final. “Todos vamos a cantar esta canción”, “Why Does It Always Rain On Me?”. Cerraba el show, ya no había nada más que pedir, el cierre era magnífico.
El público gritó “otra, otra”. Travis aceptó el reto, interpretando un cover a AC/DC.
El regreso de Travis dio una cátedra de sonidos, armonía, amor y unión.