The Get Down: Se acabó la fiesta en el Bronx

The Get Down es una serie producida por Bazmark Films y Sony Pictures Television, y distribuida por la plataforma de Netflix que trata la historia de un chavito al que se lo trae de bajada una chavita mientras ambos persiguen sus sueños de brillar y ser famosos; léase, la adolescencia de casi cualquiera de nosotros y… ¡ah sí! el génesis de una de las culturas contemporáneas más influyentes de las últimas 3 décadas. Sí, hay una embarradita de hip-hop también, y ahora, después  de su segunda temporada, ha sido cancelada. La verdad es que la primera temporada no resulta tan desafortunada, para cautivar público neófito hay que incluir una trama “amigable”, un héroe, su enamorada y las demás desventuras entre ambos. Todo esto está bien, y qué mejor que más gente se interese en la música que nos gusta y de esa manera dejemos de ser los apestados de la fiesta por apañar el auxiliar para poner “música de negros”, como ellos, los de la fiesta, le llaman al hip-hop o cualquier primo o hermano de este género que pongamos.

Hay que aceptar que todo seguidor del hip-hop de corazón se emocionó con ver la dramatización de las fiestas del maestro jamaiquino DJ Kool Herc y su pandilla de Herculoids vigilando las calles del Bronx cercanas al río del Este; también era sorprendente el enorme parecido del Grandmaster Flash retratado en la serie con su contraparte de la vida real; además de poder ver los primeros retoños de lo que se convertiría en una cultura completa habitando un contexto creíble, lleno de pandillas, prostitución, drogas y lo más interesante, una riña generacional entre los defensores de la agonizante música disco (para esas alturas de los setenta) y los partícipes de los nuevos bailes a nivel de piso y percusiones cíclicas.

La segunda temporada muestra la conclusión de muchos de los conflictos que deja abiertos la primera. Vemos a los personajes algo evolucionados dentro de sus líneas y... Ezekiel Figuero sigue clavado con la chica que lo trata poco peor que a un tapete. En cuanto a las historias de los personajes podrían haber abundado más en cómo el personaje de Boo-boo se introduce en el peligroso camino de las drogas; aunque resulta interesante el romance homosexual del personaje de Jaden Smith con el chico rubio pintor de graffiti, considerando que en el hip-hop casi siempre ha estado presente la homofobia y hasta hace poco menos de diez años se han comenzado a dar a conocer raperos abiertamente homosexuales.

Pero al final, el tratamiento sigue siendo algo pobre, por ejemplo, el carteo entre Jaden y el güerillo cuando está en prisión, pretendió darle un tono “romántico”, pero las transiciones en forma de historieta y el hecho de que las cartas de Jaden lleguen hechas por medio de un avioncito de papel, deja al espectador con cara de “¿Qué demonios acabo de ver?”. Se supone que la música debe ser el fuerte de una serie musical,  pero  de igual manera, las canciones terminan rasgando un sonido genérico (comparado con los breaks originales de Grandmaster Flash que presentaban en la primera temporada) que no deja de incomodar a cualquier entusiasta de la vieja escuela del hip-hop.

En la pista “Break the Locks” (que incluye siempre un bienvenido sampleo de “comanche”) llega un punto en que las rimas dejan de emular la simpleza de los versos de aquel tiempo y comienza a sonar como un rapero cualquiera de hoy en día, recitando rimas en un beat viejo y se pierde la ilusión. Esto llega a su punto máximo con la canción “Toy Box” que interpreta el personaje de Maylene, donde parecería que va a interpretar una canción muy a la Donna Summer con “I Feel Love”, pero al final suena como un éxito pop genérico que ni por la música podría  pasar como producción setentera. Esto en realidad es triste, pues la ambientación de la primera temporada era lo que a varios nos mantuvo viendo capítulo tras capítulo; el poder revivir aunque fuese en una pequeñísima parte lo que pudo ser estar presente en el nacimiento del género era uno de los mayores atractivos de esta serie.

Pero en cuanto a factores económicos, la serie de por sí era una de las producciones más costosas en las que la compañía de streaming estaba trabajando actualmente, aunado esto a que aunque el hip-hop ha crecido en popularidad, no es demasiada su audiencia actuamente, la serie resultó un peso que Netflix ya no estuvo dispuesto a cargar.

Es una lástima la cancelación de uno de los pocos contenidos de Netflix enfocados en la cultura popular afroamericana, pero igual si son de interés del lector las producciones dentro de esta temática, recomiendo ampliamente la serie/documental Hip-hop Evolution, que además de explicar el hip-hop desde cero y en pocos capítulos, en su primer episodio trata toda la época en la que se desarrolla The Get Down junto con testimonios de quienes estuvieron ahí; otra opción, cuya temática principal no es propiamente el Hip-hop, pero que está empapada de referencias a este género es Luke Cage, serie de Marvel sobre un superhéroe defensor de Harlem (y cuyos nombres de capítulos son un homenaje directo al grupo Gang Starr). Con suerte más directores encontrarán inspiración en esta cultura y vendrán más series y películas dentro de esta temática, nosotros estaremos esperando.

https://www.youtube.com/watch?v=nnDwtpg_8-A

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