¿Tenemos una crisis de monstruos? Parte 1: Una retrospectiva.

Todo amante del horror sabrá que hoy es difícil encontrar un personaje lo suficiente atractivo y popular como para acaparar con su rostro los puestos de máscaras de octubre. Este género, casi tan antiguo como el cine mismo, ha pasado por múltiples épocas, y en el proceso ha creado una manifestación de monstruos icónicos que con su presencia han delineado las expectativas e imágenes que acompañan este tipo de cine. La industria ha fallado en la creación de nuevos integrantes para el género (con algunas escasas excepciones), y la ausencia de un nuevo asesino enmascarado o una criatura memorable nos lleva a preguntarnos si estamos presenciando una crisis de monstruos. Si tuviéramos que definir dos puntos de la historia en la que los monstruos tuvieron mayor fuerza tendríamos que empezar con los años ’30. Cuando nos referimos a los “monstruos clásicos” frecuentemente estamos hablando de los llamados Universal Monsters, los cuales provienen de obras producidas por el estudio Universal, que fue el que más destacó por invertir en este género. Títulos como Drácula (1931) con Bela Lugosi, The Invisible Man (1933), Werewolf of London (1935), Frankenstein (1931) y The Mummy (1932) con Boris Karloff, son algunos de los títulos más famosos que introdujeron a estos anormales personajes a la pantalla grande y de los cuales muchos se han convertido en lo que llamaríamos “monstruos genéricos”.

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(Dracula)

El término “monstruos genéricos” se refiere a personajes que crean subgéneros dentro del horror a partir de tener ciertas reglas y convenciones y que justamente los hacen propensos a existir más allá de la película en la que fueron concebidos. De ahí surge otro término, los horror cycles, nombre para referirse a las tendencias de una cierta época; hoy por ejemplo, estamos viendo irse al cine de vampiros, que parece haber reingresado con fuerza a partir de Twilight (2008), y continuamos en el de zombies, que fue levantado con fuerza con 28 Days Later (2002) de Danny Boyle y todavía se mantiene fuerte gracias a los nuevos enfoques como las parodias y comedias románticas tipo Shawn of the Dead (2004) y Warm Bodies (2013) y su desarrollo en televisión con The Walking Dead.

 

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(28 Days Later)

El segundo punto importante en nuestra línea de tiempo son los finales de los ’70 y prácticamente todos los ’80. Este punto es importante por varios factores, empezando con que el cine había adquirido mayor violencia y menos censura gracias a que en 1968 finalizó el código Hayes, un estricto reglamento que limitaba y censuraba el contenido cinematográfico en pro de uno mucho más moral. A partir de ahí el cine adoptó un sistema de clasificación para determinar qué películas eran aptas para qué edades. El cine de bajo presupuesto, las llamadas B movies, tocó nuevos terrenos eróticos y sanguinarios que dieron pauta a las películas del género de asesinos, también conocido como slasher films; que si bien, no son monstruos per se pero muchos de ellos evocan algo inhumano, particularmente cuando están enmascarados, y su capacidad para sobrevivir todo los hace seres casi fantásticos. Inspiradas por su antecesora, Psycho (1960), de Alfred Hitchcock, este género produjo una serie de icónicos personajes como Michael Myers de Halloween (1978), Jason de Friday the 13th (1980, aunque él aparece con máscara hasta la secuela de 1981) y Freddy Krueger de Nightmare on Elm Street (1984); esta última se relaciona con otro aspecto fundamental: los efectos especiales.

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(Nightmare on Elm Street)

Las secuencias de sueños y los grandes logros en el maquillaje hicieron de Freddy Krueger un ser aterrador, y de igual manera revivieron al hombre lobo en American Werewolf in London (1981). Otros personajes como Alien (1979), las criaturas de The Thing (1982), Depredador (1987), los sádicos y eróticos cenobites de Hellraiser (1987), Gremlins (1984) y hasta Chucky (1988), son el resultado de la cumbre del maquillaje y los efectos especiales de este periodo en particular y del cual hoy se manifiesta principalmente en el género fantástico y no tanto en el de horror. ¿Cómo fue que el género dejó de depender en la innovación de criaturas hasta dejarnos con lo que tenemos hoy? En la segunda parte de este artículo indagaremos en la condición actual de este tipo de películas

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(The Thing)

 

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