'Coming Up' El sublime y brillante pop de Suede #Vintage909
La era del Madchester había finalizado, y a mediados de los noventa, los reflectores y tabloides ingleses apuntaron hacia sólo un lugar: la guerra de britpop protagonizada por los hermanos Gallagher y Damon Albarn. Del otro lado del atlántico, el grunge estaba en pleno declive, aunado a la resaca colectiva que causó la tragedia de la muerte de Kurt Cobain.
Detrás de las bandas inglesas que mediáticamente daban siempre de que hablar, estaba Suede. Liderada por Brett Anderson y fundada en el año de 1989 junto con Bernard Butler en la guitarra y Justine Frischmann (Elastica), la banda fue considerada promesa del pop británico desde sus inicios.
Con dos discos en su currícula, Suede (Nude Records, 1993) y Dog Man Star (Nude Records, 1994), el reto que enfrentarían en el año de 1996, sería la grabación de su tercer álbum. Esta vez con Richard Oakes, de tan sólo 17 años, en las guitarras tras la salida de Butler, situación que generó un ambiente de incertidumbre.
A pesar de ello, Brett Anderson declaró que este nuevo álbum debería ser todo lo contrario a su predecesor y que los diez tracks contemplados serían sólo hits. Con una portada que dista de la estética de álbumes anteriores, saturado de colores neón e imágenes abstractas creadas por Peter Saville (diseñador gráfico de New Order y Joy Division), el arte presagiaba un cambio en el sonido e intenciones de Suede.
La desolación de Dog Man Star quedó en contraste con la simplicidad y optimismo de Coming Up (Nude Records, 1996). Un pop sublime y brillante que combina bien con el verde limón que domina el arte de esta tercera obra y que abre de manera brutal con “Trash” y “Filmstar”, siendo esta última un flashback a la sutil agresividad sonora que los caracterizaba en sus inicios.
Dentro de este collage de singles en potencia, “By the Sea” propone una pausa dentro del festín de cuerdas y desbordada ilusión retratada en tracks anteriores, para enseguida continuar con “She”. Esta refleja la esencia glam, no sólo de Suede, sino de Brett Anderson, en sus líricas bien acogidas por los arreglos de cuerdas a cargo de Craig Armstrong.
“She, walking like a killer,She, another night another pillow.Nowhere places, nowhere faces, no one wants to see,No education, it's the arse of the nation,She is bad, she is bored, she is bony, she is…”
En la descriptiva “Beautiful Ones”, Brett asegura que es una referencia a sus amigos y su etapa adolescente; está dedicada a “los bonitos”, una irónica adjetivación a un sector de la población que consumen estupefacientes o no se atan a reglas de una sociedad rígida en costumbres. “Starcrazy”, o el regreso a la guitarra como artefacto poderoso que amalgama unas líricas con sabor a venganza y furia, que emergen del moog al unísono del grito de “Violence”.
El cierre de Coming Up es tremendo en carga melódica y esta impregnado de matices grises que evocan un sentido nostálgico y desesperanzador, algo muy bien trabajado por Suede en sus dos primeras obras. “Picnic by the Motorway”, The Chemistry Between Us” y “Saturday Night”, forman una triada que cierra el álbum con un sello deliciosamente melancólico y fatalista.
Coming Up es la cara más pop de la escena alternativa de mediados de los noventa. Retrata tanto momentos personales de Brett Anderson como de miles de jóvenes que bien podrían encontrarse en la periferia de las principales ciudades de la isla del Reino Unido. Es el parteaguas a un Suede menos obscuro en líricas, sin dejar de lado su esencia glam y sofisticados arreglos, con los que alcanzaron su proyecto más ambicioso: un disco de 10 hits.