Su estilo meticuloso y la atención al más mínimo detalle han convertido la obra de Stanley Kubrick en un referente de la cultura popular. Incontables alusiones a él encontradas en Los Simpsons, Star Wars: Rogue One (2016) o incluso Whiplash (2014), funcionan como un recordatorio de la relevancia del director americano. Ahora, su trabajo se traslada de las salas de cine hacia los museos con la exposición de Stanley Kubrick en la Cineteca Nacional. El paradero actual de la exposición es el más reciente en una serie de visitas a distintas ciudades desde su creación en 2004. Producto del Deutsches Filmmuseum Frankfurt am Main en colaboración con Christiane Kubrick, Jan Harlan y The Stanley Kubrick Archive de la University of Arts London. Ha sido presentada en distintos destinos alrededor del mundo entre los que se encuentran Monterrey, San Francisco, Seúl, Toronto, Amsterdam y París.
En ella se encuentran más de 900 artículos provenientes de sus películas, cortometrajes y su carrera como fotógrafo. Dividida en 16 secciones dedicadas a su trayectoria, con salas específicamente enfocadas a cada uno de sus proyectos, su relación con la música, cintas que se quedaron en preproducción y un cubo de inmersión conformado por tres pantallas LED.
Una oportunidad única la de poder ver a la mente maestra de Kubrick a través de sus notas y dibujos en los guiones. Una forma de conocer su obra es mirándola, otra es adentrarse en los detalles detrás de cada una, ya que el trabajo de dirección antes del rodaje es la planeación.
Las piezas de utilería que dan vida a sus películas conservan parte de las historias que ayudaron a contar, tal como el hotel Overlook. Desde el cuchillo empuñado por Shelley Duvall en The Shining (1980) hasta los vestuarios ganadores del oscar de Barry Lyndon (1975).
Es conocida la hazaña cinematográfica de Barry Lyndon, la cual fue grabada completamente con luz natural, incluyendo una escena iluminada por luz de vela, 41 años antes que The Revenant (2016). Lo anterior fue logrado gracias a una óptica desarrollada por la NASA, con una apertura de f/0.7, lentes que también forman parte de la exposición.
Si bien los Oscares son unos de los reconocimientos más codiciados en la comunidad cinematográfica, no son el equivalente de la excelencia. Como prueba, sólo existe una estatuilla con el nombre de Kubrick grabado, la cual fue otorgada por los efectos especiales de 2001: A Space Odyssey (1968). El laurel reside temporalmente dentro de la Cineteca Nacional.
Con 16 salas y más de 900 artículos originales repartidos en cuatro pisos dentro de la Cineteca Nacional, la exposición de Stanley Kubrick es un sitio inigualable para conocer mejor su obra. Ideal para fanáticos y aquellos que comienzan a adentrarse en la mente brillante de uno de los directores más influyentes de la historia del cine.