'Solo': una precuela que no logra despegar
La espera por la llegada de una nueva película de Star Wars esta vez no fue tan larga. A pesar de que apenas pasaron seis meses desde la pasada entrega de la saga espacial por excelencia, Episodio VIII: Los últimos Jedi, la semana pasada llegó a los cines Solo: una historia de Star Wars, el spin-off más reciente en este universo muy, muy lejano dirigido por el norteamericano Ron Howard. Centrado en uno de los personajes más importantes y más queridos de la saga, Han Solo —el contrabandista favorito de todos—, la cinta sirve también de precuela a la trama media de la mítica galáctica, en especial, al Episodio IV: Una nueva esperanza.
Solo cuenta con buenos momentos y sin duda es capaz de evocar nostalgia y verdadera tensión, proeza difícil de conseguir para una precuela, ya que sabemos de antemano cuál es el destino de sus personajes o el giro que tomarán los acontecimientos. Sin embargo, la película sabe aprovechar a personajes nuevos y apoyarse en elementos visuales para intensificar la experiencia, que en ningún momento se torna aburrida ni predecible.
Alden Ehrenreich hace un buen trabajo en el chaleco que perteneció a Harrison Ford, labor difícil, pero bien lograda. El Han Solo de Alden cumple con sus tradicionales sonrisas sardónicas y emula a la perfección la icónica pose del contrabandista sosteniendo su blaster. Sin embargo, pese a ello, este precursor de Han (o sucesor, dependiendo de dónde se comience a mirar) parece incongruente en su esencia con el cínico piloto que conocimos en Episodio IV.
Quizás esto fue adrede, una manera de retratar a un Solo joven, lleno de esperanza, bondad y un sentido de justicia, pero en lo que fracasa la película es en proporcionar un vínculo sólido entre el Han que escapa de Corellia (que es astuto, pero ingenuo y relativamente bonachón) y el rebelde que huye de Jabba the Hutt en Tatooine. Tal vez esto se pueda explicar también como una intención de mostrar a un Han Solo enamorado, pero no se ve realmente un arco de crecimiento o evolución en el personaje, tampoco ofrece una transición o un cambio que resulte lógico o que se sienta natural.
En el reparto también brilla Donald Glover, quien interpreta al engreído y hábil Lando Calrissian imitando acertadamente la voz del original. A Lando lo acompaña L-3, un robot que tiene mucho carisma, pero cuya obsesión con los derechos para las máquinas parece un subplot un tanto forzado dentro de la trama, aunque también contribuye al humor.
Hablando de carisma, no puede faltar la mención a Chewbacca, quien hace lo que ya se acostumbra: ser un oso alienígena entrañable, con corazón de pollo.
Mientras tanto, Emilia Clarke interpreta a Qi’ra, amor prohibido de Han. Clarke se siente de pronto lacónica y poco expresiva, aunque encaja bien con la frialdad de su personaje. El jefe de Qi’ra es el mafioso Dryden Vos, encarnado por Paul Bettany, un psicópata encantador de esos que te invitan un martini, pero que no se tienta el corazón al asesinarte si le quedas mal. Similar a Dryden Vos es Tobias Beckett, un criminal consolidado que combina lo vulgar y lo reacio con la sabiduría y colmillo, interpretado por Woody Harrelson.
Algo que sin duda debe preocupar a Disney de Solo es su relativamente pobre desempeño en la taquilla. Apenas recudó 85 millones de dólares en su primer fin de semana de estreno. Como punto de comparación, The Last Jedi juntó 220 millones en el fin de semana de su estreno. Ambos filmes tuvieron presupuestos similares (250 millones y 200 respectivamente).
Tal vez este bajo desempeño en taquilla tuvo que ver por su competencia en cartelera con gigantes que se estrenaron en una fecha cercana como Avengers: Infinity War y Deadpool 2, que no sólo recaudaron más que Solo (257 millones y 125 millones en su primer fin de semana, respectivamente), sino que además despertaron mejores críticas y recepción.
Otros posibles factores del fracaso taquillero del spin-off de Star Wars, es la proximidad entre estrenos de dos películas de Star Wars —por lo general, existe un año de expectativa entre filmes de la saga— lo cual pudo haber generado cansancio en la audiencia. Por otra parte, también podría deberse a que el proyecto que tiene Disney para la franquicia es demasiado ambicioso y está resultando abrumador para un público que busca historias diferentes. Y bueno, cómo olvidar la dividida y polémica respuesta del público a la pasada entrega, The Last Jedi, que enardeció a los fanáticos de la saga original y los alejó con resentimiento e incredulidad de la ópera galáctica.