Sol, música y carne asada: Pa’l Norte Monterrey 2015

A Monterrey se le tiene que tomar con cuidado. Con cuidado y con ropa ligera. Y aunque sea un cliché terrible, la verdad es que el calor es en lo único que puedes pensar cuando vas en abril a la ciudad de los Tigres y los Rayados.

Pero no estamos aquí para quejarnos de la inclemencia climática, sino para hablar de uno de los festivales fuera del DF que más fuerza ha adquirido últimamente. Para quienes estamos acostumbrados a echarnos tres días exhaustivos de Vive Latino en el Foro Sol, o dos de posibles diluvios en el Autódromo Hermanos Rodríguez, ir al Parque Fundidora de Monterrey es un nuevo universo para explorar y así tendría que ser.

Así que después de haber probado cervezas artesanales y algunos manjares preparados en una parrilla, llegábamos al gigantesco complejo que por ahí, todavía exhibe algunos productos de su índole anterior. Fierro, compa.

El Pa’l Norte, entre su curaduría musical, presentaba actos tanto nacionales como internacionales. Café Tacvba, Babasónicos, Kinky, Imagine Dragons, The Kooks y un par de actos sorpresa que —a pesar de las bajas expectativas— dejaron al público boquiabiertos y a nosotros con ganas de más.

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Día uno

No estamos aquí para contarles, pero la verdad es que el primer día llegamos agotados. Uno con una hora de sueño y la otra con cuatro, llegamos puntuales a las 6 de la mañana para que nos rindiera el día en el noreste caliente. Al aterrizar se sintieron los 30 grados. 30 grados que parecían 901284908123. Y el infierno sólo aumentó conforme pasaron las horas.

Cinco de la tarde, el sol en su punto más alto iluminaba los dos escenarios principales, uno al lado del otro (un gran alivio para las personas que no querían caminar exhaustivamente por un foro inmenso). Ximena Sariñana, Galatzia, Los Daniels, Clubz y Caloncho fueron algunos de los actos tempraneros que abrieron el festival. La gente estaba lista con ropa de calor y cerveza en mano para empezar a disfrutar de una jornada llena de música y buen ambiente. Y aunque en las primeras horas veíamos que los asistentes más bien preferían cubrirse o ni siquiera asistir al festival, el tiempo se encargaría de darnos una lección acerca de cómo se debe ir a un festival en Monterrey. A pesar de ser un día con el cartel más débil, se registró un quórum de 44 mil personas. Más tarde, el sol se despidió con una ligera llovizna que, más que ser una molestia, le cayó muy bien a nuestros cuerpos acalorados.

Kinky, una de las bandas más apreciadas por los regios, le dio la bienvenida a la noche con la presentación de un set unplugged acompañados por La Furioza y Ximena Sariñana. Más tarde, salió al escenario una de las bandas más esperadas del día: The Kooks, con un set que no sorprendió mucho a los que ya los han visto en sus continuas visitas a México, con sencillos como “Naive” y “She Moves In Her Own Way". Al terminar el set, salió al escenario el acto sorpresa del día: Crazy Town, que interpretó su one-hit-wonder “Butterfly”, para abrirle el escenario a Flo Rida, un rapero que demostró que no importa si no te gusta su música, sabe prender a su público con hits que se escuchan incansablemente en el radio.

Finalmente cerraron con broche de oro las dos bandas nacionales más grandes del cartel del primer día: Calle 13 y Molotov. Aún estando cerca de la salida en este último acto, se podían escuchar los gritos emocionados de los regios a la distancia.

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Día 2

Desayuno de hotel y películas del Canal 5 fueron el remedio perfecto para recargar energías para el día dos. Llegó la hora y con bloqueador, impermeable y lentes de sol, nos dirigimos hacia el Parque Fundidora. Al contar con un cartel más poderoso, la asistencia del segundo día contó con 77 mil asistentes que esperaban ansiosos de cantar al son de los headliners Café Tacvba, Intocable, Imagine Dragons y más.

A pesar de que las puertas abrieron al medio día, no fue hasta al rededor de las 4 pm –con la presentación de despedida de Nortec Collective– que empezó a llegar la gente, pues la mayoría buscaba protegerse del sol mientras las letras chiquitas del cartel abrían el festival.

Conforme fue avanzando la tarde las actividades continuaron como el día anterior: una kermesse con juegos tradicionales, la clásica rueda de la fortuna festivalera, cantinas, un escenario de karaoke de Pepsi y el Cine Extravaganza, en donde se proyectaron 4 de los documentales musicales más interesantes de los últimos años. Según nosotros, el Cine Extravaganza fue una de las mejores propuestas del festival. Proyecciones en un domo, aire acondicionado y asientos reclinables, además de la voz de Nick Cave en pantalla, y por un momento, estábamos en el mejor lugar del mundo.

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La noche transcurrió de forma cotidiana con un atardecer musicalizado por Babasónicos y una presentación energética por parte de Garbage. Garbage, los cumplidores, la leyenda. ¿Qué se puede decir de Shirley Manson y compañía que no se haya dicho antes? Lo que verdaderamente le dio un giro al festival, fue la aparición sorpresa de Village People, quienes disfrazados tan icónicamente como siempre, prendieron a todo el público con sus dos clásicos “YMCA” y “Macho Men”. Ni más ni menos, fue lo único que se necesitó para entender cómo llegaron a ser imperecederos.

Pa’l Norte llegó a su clímax a partir de este momento. Café Tacvba inició el bailongo con trajes de banda color neón y una energía que contagió al público emocionado. Minutos después salieron los eufóricos Imagine Dragons al escenario, interpretando sencillos que hicieron cantar y brincar a sus fanáticos mexicanos. Finalmente, cuando el cuerpo ya no podía más, el último jalón lo trajo Intocable con un cierre de fuegos artificiales y música norteña en su mejor esplendor.

A pesar del calor, el festival Pa’l Norte cumplió con su cometido. Una fiesta de viernes y sábado, acabada a las 2 de la mañana para que lo verdaderamente bueno se disfrute sin limitaciones. "Cheves", bandas con trayectoria internacional importante, y ganas de pasártela bien. Ojalá que el festival siga generando una buena oleada de gente que visite Monterrey en épocas en las que normalmente nadie iría y se haga una bonita tradición alrededor del mismo.

Ojalá, nos veamos el próximo año, Pa’l Norte.

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Por Alan Luna (@alanismoon) y Valeria Estrada

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