Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band: La portada más famosa del mundo

A lo largo de cinco décadas Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band -mejor conocido en México como El Sargento Pimienta-, octavo disco en estudio del cuarteto de Liverpool, ha sido -y por cómo vemos el panorama del rock, seguirá siendo por varias décadas más-, el ícono más importante de lo que se ha llamado por el mismo lapso de tiempo, rock. El primero de junio de 1967 fue lanzado al mercado mundial, excepto en Estados Unidos, quienes conocieron el disco al día siguiente. Desde esa misma época, fue nombrado como el momento más importante de la cultura popular del siglo XX. La revista LIFE lo calificó en su edición de julio del mismo año, como “la revolución de la revolución”, en plena alusión a que The Beatles cuatro años antes, habían llegado al espectro musical para transformar más que hábitos de consumo y romper récords de ventas, para iniciar un frenético proceso de empoderamiento juvenil.

Retomando los adjetivos de LIFE, Sgt. Pepper representa desde su lanzamiento, el momento mismo en que el rock maduró plenamente. En definitiva deja la inocencia del primer rock and roll de la década de los cincuenta y remontaba -aún de cierta forma-, la inocente propuesta del sonido beat de la primera invasión inglesa de 1964, para ratificar al rock como una propuesta netamente emanada de la juventud.

Con una sólida base artística, madura, contestatario y poderosa, el rock ya era formalmente una industria indiscutible de millones de dólares que no podía escapar de la aprobación de los old ones, los viejos, que a pesar de su resistencia al cambio, no podían negar el poder de compra de los baby boomers.

Uno de los contundentes e innegables factores que convierten a Sgt. Pepper en la piedra angular del rock -género válido aunque hiper mezclado, en espera de una resurrección-, hasta nuestros días, es el concepto visual que propuso una fusión multimedia e interactiva: fue el primer disco en la historia que incluía las letras de los tracks; era funda doble su empaque, ofreciendo una enorme foto multicolor de la primera banda “virtual” de la historia: la banda del club de los corazones solitarios del sargento pimienta; incluía grados de sargento, fotos y un bigote para poder disfrazarte como el Sgt. Pepper.

La portada -encumbrada como la más famosa, parodiada, reconocida y rememorada de la historia de la música grabada en sus 140 años de existencia-, superó el costo de £5,000. Números elevados que escandalizaron a los ejecutivos de EMI, sin embargo, solo a The Beatles se les podía tolerar un experimento de esas proporciones. Así como los cinco meses de grabación y las 700 horas de estudio que duró el proceso de creación.

El arte gráfico del disco es una colección de personajes famosos e influencias para los Beatles. Todos reunidos en una sesión que asemeja un funeral, donde los viejos Beatles además de estar presentes en él, son simbólicamente sepultados por el nuevo concepto de la banda, el alter ego de la banda de los corazones solitarios.

Marlene Dietrich, Marilyn Monroe, Marlon Brando, Fred Astaire, los Rolling Stones a pesar de estar solo nombrados en el dorso de una muñeca Shirley Temple, conviven con figuras tan distintas como Karlheinz Stockhausen, Bob Dylan, Stuart Sutcliffe, o el gurú Sri Mahavatara Babaji, el Primer Ministro Sir Robert Peel o Carl Gustav Jung y Aleister Crowley “la bestia”. Todos reunidos en este simbólico funeral, que contemplaba la aparición de Adolf Hitler, Mahatma Gandhi y Jesucristo. Eliminados de la portada por los sensores de la BBC, que presionaron a EMI para evitar estas apariciones. Las imágenes seleccionadas por los cuatro Beatles y su equipo, fueron recopiladas por Mal Evans, Tony Barrow, Neil Aspinall y Brian Epstein, de ilustraciones sacadas de libros de la Biblioteca Central de Londres.

Del ambiente recreado también contrastan el cielo azul con la tierra recién echada al sepulcro de los viejos Beatles -aunque las teorías de la conspiración insisten en que realmente se trata de la tumba del verdadero Paul McCartney, quien habría muerto en noviembre de 1966 en un choque; por cierto, el Aston Martín donde según falleció Paul, aparece en la portada junto a un Árbol de La Vida de Metepec, enviado por Tin Tan quien declinó la invitación de Ringo Starr para aparecer en la foto.

La portada, ganadora del Grammy a mejor concepto de arte en 1968, es una creación del artista gráfico británico Peter Blake -considerado el Andy Warhol de la Bretaña -, y de Jann Haworth, ha tenido sus famosas referencias en la masificación de lo visual: desde el homenaje que The Rolling Stones hacen a la portada, en la propia de su album Their Satanic Majestic Request -donde aparecen los rostros de The Beatles escondidos-, pasando por la portada del tercer disco de The Mothers Of Invention, We’re In It Only For The Money. Hasta la versión de The Simpsons para uno de sus couch gags, titulado “The Yellow Album”, o las versiones mexicanas de Naftalina y La Revista El Chamuco.

 

Cinco décadas nos separan a Millenials y Post Millenials del lanzamiento del mejor y más importante disco que el rock, como propuesta artística ha ofrecido a la humanidad. Cincuenta años de ciclos musicales, sociales, políticos, tecnológicos y contra culturales son un enorme abismo de separación entre ambos puntos en el tiempo. Sin embargo, la paradoja queda abierta en los años de la década selfie, donde podemos imaginar cómo sería la imagen del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band si hubiera sido tomada con un smartphone. En tiempos Trump y el vintage wave, el disco en su total concepto es un estandarte del regreso masivo del disco de vinil. Es el ejemplo mismo de arte total en un concepto circular llamado música, donde el sonido se ve y se toca al mismo tiempo; donde la música es industria, arte -lo reiteramos-, y por supuesto, una experiencia sensorial.

https://www.youtube.com/watch?v=tbeW0SKsJEM

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