Sexismo y desigualdad en la industria musical
Durante una conferencia en 2019 donde se habló sobre la desigualdad de género en la industria musical en la sede de las Naciones Unidas, la fundadora de la ONG United Voices 4 Peace, Verónica Sabbag, comentó que si alguna vez se le pide a alguien que cite a un artista de música clásica, todo el mundo va a pensar en Mozart o Schubert: “Es lo primero que te viene a la cabeza, ¿por qué?”, preguntó ella. Y esto es muy cierto, pues pocas personas se acuerdan de Maria Anna Mozart (1751-1829), quien desde temprana edad demostró ser extraordinaria en el piano, el canto y la composición.
No hay que pasar de largo que a pesar de los dotes de María, ella tuvo que dejar truncada su carrera musical para apegarse a las tradiciones de la época y casarse. He ahí la encrucijada que se ha vivido desde hace años en el papel y reconocimiento que han tenido las mujeres en la música, quienes se han enfrentado al sexismo y desigualdad, entre otros obstáculos, de la sociedad.
Aunque históricamente se han hecho diversos esfuerzos por parte de las mismas mujeres para lograr una equidad de género en diversos aspectos, aún es insuficiente la visibilidad que se les ha dado. Un ejemplo latente está en la industria musical, donde el acoso sexual, salarios más bajos y menos oportunidad de trabajo y desarrollo han sido parte de la carrera de quienes han incursionado en este arte, solo por el hecho de ser mujeres, así lo afirmó Neeta Ragoowansi, abogada y miembro de Woman in Music, organización invitada a discutir sobre este tema en la ONU en 2019.
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De acuerdo con el reportaje Mujeres en la música, silenciadas por la desigualdad de género (Noticias ONU, 2019) de Laura Quiñones, cifras recopiladas por medios de comunicación y varios organizaciones en distintas regiones, la división de género dentro de la industria musical es un aproximado de 30% mujeres y 70% hombres. También se menciona otras cifras de la representación de las mujeres en este ámbito: como propietarias mayoritarias de sellos discográficos suman en Estados Unidos solo un 15%; en Canadá alcanzan un 6% como productoras y 7% está como personal de ventas y desarrollo de la industria; mientras que en Europa las compositoras registradas son un 20%.
Por otro lado, la organización sin fines de lucro con sede en Nueva York, Women in Music, reveló en 2018 detalles sobre las mujeres que trabajan en la música clásica: 76 de 1,445 conciertos ofrecidos por orquestas, en 2017, incluyeron al menos una pieza compuesta por mujeres; dentro de las más de 3,500 obras que se tocaron, solo el 2.3 % fueron hechas por compositoras.
En cifras más recientes, la Universidad del Sur de California publicó en el 2021 un estudio donde se analizó a las “800 canciones principales del 2012- 2019”, con base en la lista Billboard Hot 100. En este se reveló que menos del 23% son artistas mujeres y solo el 2% son productoras.
Tomando en cuenta todos estos datos, es evidente la inequidad que existe en el plano musical, y a esto se le agrega los diferentes estigmas que esto conlleva y se amplifican en otros campos. Esto representa un problema social a nivel global y que atañe no solo a las afectadas. Todas las personas, sin importar el género, desde nuestra trinchera debemos sumar esfuerzos para lograr un cambio significativo.
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