19 Festival Internacional de Cine Judío en México: 'Se renta'
Trepar un árbol. Exhibir una pieza de danza. Escribir un libro. Hacer cine y mostrar la propia visión del mundo, aun si este mundo parece empatar más con el de El bebé de Rosemary en versión lagarto.
Cada uno de los escenarios anteriores podrían catalogarse propios de una persona intrépida. Pero, ¿quienes son los intrépidos? La definición le habla a la persona que no le teme a los peligros, “que obra sin reflexionar” la encarnación de la valentía y la osadía.
Michael (John Benjamin Hickey) escribe para el diario New York Times y su columna se llama “El viajante intrépido”, pero ante los ojos de Tomer (Niv Nissim), no lo es.
Se renta (Sublet) es la última entrega del director israelí Eytan Fox, parte de la 19 edición del Festival Internacional de Cine Judío en México (FICJM).
La historia podría considerarse un doble estudio de personaje. Dos hombres homosexuales de generaciones distintas. En ella se presenta a Michael, un escritor de mediana edad que llega a Tel Aviv, tras pasar recientemente por una tragedia. Su objetivo es redescubrir la ciudad en cinco días para escribir un artículo periodístico. El dueño que le renta el departamento es Tomer, un joven con aspiración a cineasta, que lo guiará a sitios de la “Tel Aviv real” y bohemia.
La película presenta un viaje. Por un lado el del turista.
Michael más allá del mandato laboral, descubre en Tel Aviv fragmentos de su pasado que se vuelven una inevitable confrontación de su presente. Un retorno en el tiempo por el que se revela el divorcio de sus padres y el lejano recuerdo de su primer Bar-Mitzvah. Un libro escrito y en él la experiencia de ver y contar las víctimas que dejó el VIH durante su juventud, en los 90. Su relación de pareja y el deseo interrumpido de convertirse en padre.
Sumado a lo anterior, la crisis de la mediana edad y con ello el malestar que genera darnos cuenta que de la misma forma que ordenamos los pares de calcetines, acomodamos los propios deseos y conflictos: en un cajón dentro del armario.
Por otro lado está el viaje del local.
La irreverencia de Tomer proviene de una generación más liberal respecto a la de Michael, pero por más que trate de romper con los clichés, criticando incluso a sus compatriotas con frases como: “Somos del Medio Oriente pero queremos ser tratados como en Occidente”, se descubre como un ser lleno de contradicciones.
Provocativo, anti convencionalista, manifestando el Carpe Diem como forma de vida, Tomer encuentra en la sencillez de Michael una figura de apoyo y la posibilidad de mostrarse vulnerable, no obstante no comparte la visión de aquel hombre cabal. Paradójicamente aquel extranjero se vuelve un lugar seguro dentro de su propia ciudad.
Al final, como en todo viaje, el destino no parece ser lo importante. Tampoco la cantidad de museos, restaurantes, y monumentos que tachamos de una checklist.
El verdadero viaje son las conexiones que logramos hacer con el otro; un desconocido que nos ayuda a reencontrar las partes de nosotros mismos que sin saberlo habíamos metido dentro de un cajón. Como un par de calcetines.