Richard Bona en México: “Lo latino es africano”
Fotos: Rodrigo Truqui
La primera edición del Festival M Jazz en la Ciudad de México comenzó su propuesta internacional con la presentación de Richard Bona, un referente indiscutido del jazz quien tiene incrustada en su forma de expresión artística la música afrolatina.
Richard Bona, nacido en Ghana, es por autodeterminación el único mexicano en la banda, acompañado de una familia multicultural, Archibald Ligonnière (batería), Michael Lecoq (teclados), Ciro Manna (guitarra) y Dennis Hernández (trompeta).
Multinstrumentista, arreglista, voz y bajo, Bona tiene un estilo particular en el que cada canción de su repertorio es una historia, es un cuento, narra y describe, pone de manifiesta que lo latino es africano, su habilidad y destreza para conectar con la audiencia mantiene una conexión constante.
Conoce más presentaciones del M Jazz: "Esquivel 100”: música de otro planeta interpretada por la ONJMX
Familiarizado con la audiencia mexicana, Richard Bona se apropia del escenario con la confianza receptiva de saber lo que la gente quiere escuchar, toma el micrófono y sentencia “esto se va a poner muy caliente”, en el medio de su presentación asevera que los mejores cantantes del mundo son mexicanos y entona la pieza “quizás, quizás” para ser coreada por los presentes en el festival.
Bona tiene el poder de propiciar una atmósfera cálida que abraza con las notas maternales de su bajo, el diálogo entre los instrumentos se comunica con la gente que inmediatamente reacciona con el movimiento, detona el baile libre que suelta los miembros del cuerpo en una danza que parece primitiva, sin reglas, liberadora de emociones y que configura un ritual ancestral de sanación para el alma.
La presentación de este músico ghanés en el M Jazz nos abrió un aleph musical en los sentidos y pudimos apreciar un sonido circular y concéntrico en el que confluyen muchos estilos reconocibles para la cultura mexicana, jazz, merengue y pop endulzado con tintes de funk; todos estos estilos nacidos de una misma madre, esa madre es africana, cantos que nos llevan a las comunas del continente negro en el que la población se reúne al atardecer para despedir la luz del día con baile y comunión.
La experiencia de este primer festival de Jazz Internacional en México nos ha dejado con la sensación de que somos ciudadanos del mundo, planetarios terrestres sin geografía musical ni pasaporte racial, todos y todas somos uno, todos somos todo, unidad paz, baile y canto.
Amor y Paz, Amor y Jazz.
Te recomendamos: "Esquivel 100”: música de otro planeta interpretada por la ONJMX