Fotos por Chino Lemus Radiohead equivale a una religión incomprendida pero respetada. Como cualquier objeto sagrado cuyo verdadero poder se desconoce, es mejor guardarle distancia: es incierto el momento en que su fuerza podría estallar.

Momentum

“Karma Police” fue el primer acercamiento generacional importante en el que el público por fin hizo contacto con el Radiohead de sus memorias. Un huracán de melancolía en el Foro Sol se agitó cuando Thom Yorke acercó el micrófono a la audiencia.

Otra para el recuerdo fue al primer encore con “House of Cards”, un hilo de esperanza de que la banda tal vez tocaría más éxitos. “Paranoid Android”, concluyó el concierto con turbulentos visuales que hicieron enloqu

ecer a un estadio plagado de aficionados en un clímax de imágenes caóticas y emociones que no habían resuelto desde 1997.

Extravagante

El juego de luces y pantallas demostraba una obsesión con la geometría y la psicodelia del mundo Matrix. Cada pantalla enfocaba a un músico como si fuera una sesión previamente grabada. Observar a los integrantes de Radiohead en pantallas flotantes divididas ayudaba a apreciar la labor que cada uno aporta al conjunto.

Lamentable

En algunas ocasiones parecía que el único fin de tantos flashes e intimidantes pantallas de primer mundo, eran ayudar a cubrir el vacío que las nuevas canciones que la agrupación aún no ha podido llenar. Sin más, no habría algo que reprochar sobre un concierto como el de la noche del 18 de abril.

Moraleja

Sería imposible plasmar aquí cada uno de los sentimientos que los ingleses arrancaron ayer en el público -que también es parte de su encanto-. Nunca se podrán explicar todos los misterios que hacen a esta banda lo que es actualmente, la realidad es que las explicaciones sobran. La esencia del momento quedará en la memoria de quien asistió.