Por: Erick Castillo (@Hipsted)
“Es una cuestión de tiempo, tan breve este momento en que eres y en que soy (...) El futuro es hoy”. Tal y como la más reciente canción de Café Tacvba (“Futuro”) sentencia, parece que el futuro llegó y no es lo mismo que hace 23 años. Aquellos años noventa cuando las líricas expuestas en el género del rock no poseían márgenes e izaban la bandera de la contracultura con firmeza. Si bien es cierto que ésta “ha perdido filo” en palabras de Rubén Albarrán, entonces se le puede moldear para otorgarle nuevos usos.
“La Ingrata” se concibió a manera cómica en 1994. Emmanuel del Real la compuso como un himno de fiesta, baile, explosión, desastre en masa... vaya. Tristemente, su vigencia no ha sido tan grata para nuestra actualidad. En un México que figura entre las diez naciones con más feminicidios, ya no cabe una pieza que, aunque es gozosa de principio a fin, culmina con el asesinato de una mujer. Los ideales de la banda oriunda de Ciudad Satélite difieren en 2017 con su contexto novato y noventero.
Quizás, eliminarla de sus shows en los últimos cuatro meses no signifique que jamás se volverá a escuchar en vivo. En su lugar puede existir una resignificación al producto. Una Re-edición. Los tacvbos, quienes ya rozan las tres décadas de trayectoria, tienen el poder.
Aunque Re sea, probablemente, el álbum más virtuoso de Tacvba, no está escrito en piedra para la eternidad. La nostalgia es canija, sí. Pero bien pueden canalizar esta realidad para contar una nueva historia. Tal vez, la misma mutabilidad que tiene Rubén al cambiar su alias constantemente, puede abrigar el deseo del grupo por modificar una parte de sí mismos.
Cual Winston Smith en 1984 de George Orwell, re-escribir la letra ya expirada para que embone en la conciencia de la esfera pública del presente, y genere un cambio social, no suena tan descabellado. O a “la Javier Duarte”. Con una plana cuatro veces más extensa, interiorizar en Meme, Quique, Rubén y Joselo, el enunciado “Merezco NO tocar ‘La Ingrata.’” cientos de veces, en caso de optar por desecharla. Y así, no sentir culpa alguna.
Mercadológicamente, los Cafeta ya “settearon” la agenda. Y un inminente e impoluto álbum se avecina. Muy propicio para cubrir el hueco que deje “La Ingrata” en futuros setlists. O no.