Psicodelia y dreampop para saber por qué estoy aquí: Sonic Emerson

Psicodelia y dreampop para saber por qué estoy aquí: Sonic Emerson

La humanidad vive en una perpetua inconformidad, durante milenios nuestra existencia y devenir se refleja en marejadas de interrogantes filosóficas, ¿quiénes somos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿por qué estamos aquí? Lejos de encontrar certezas continuamos acumulando dudas, milenios de conocimientos generados y no hay una respuesta concreta o contundente que apacigüe nuestra inquietud existencialista. Nuestra finitud nos obliga, en mayor o menor medida, a tratar de trascender de muchas maneras, una de ellas, quizás una de las que más perduran en la psique colectiva, es el arte. La música no es la excepción. 

Alrededor de este confuso, delirante y, a veces, divertido valle de lágrimas, miles de seres humanos se preguntan ¿qué diablos hacemos aquí?, ¿ahora, qué razón me invento para levantarme de la cama?, algunos sólo alcanzamos a mirar el techo, cavilar un poco y divagar después. No obstante, hay otros individuos que vuelcan su desasosiego terrenal mediante la creación. Los resultados varían muchísimo y en realidad son pocas las obras que sobreviven al voraz paso del tiempo. 

Sebastián Neyra (CDMX) es un joven músico que, como millones, tuvo la fortuna (o ¿acaso será todo lo contrario?) de nacer y crecer en la apabullante era de la revolución digital, panacea que revivió el eslogan más mainstream del punk: “hazlo tú mismo”. A este chilango tal vez lo recuerden por bandas tales como: Mint Field, Jóvenes Adultos, Little Ethiopia, O Tortuga y Los Blenders, proyectos eclécticos donde comenzó a forjar un estilo e identidad singular que lo llevó desde 2015 a encaminar su proyecto solista con el nombre de Sonic Emerson.

Podríamos tratar de describir su estilo como la sensación de calma que precede a la tormenta, se alimenta de características que emparentan al dream pop con el shoegaze, la psicodelia y pizcas de ambient. En primera instancia, esta mezcla de sonoridades podría parecer descabellada y ambiciosa (todo individuo que aspira a la grandeza es un loco en potencia), pero Sebastián logró mantener un equilibrio entre las texturas machacantes-atascadas y las atmósferas modorras que transportan a islotes lisérgicos de ensoñación pura.

En 2017 lanzó el LP vol. II y 2019 marcó su regreso con la salida de dos singles “Lo dejaste pasar de nuevo” y “Lugar y pensamiento” que prefiguraban la cosecha que en pleno apocalipsis (temporada 2020) rindió sus frutos, nos referimos a Si tan solo supiera por qué estoy aquí, primer plato en forma del inquieto Neyra, obra auspiciada por el sello Arts & Crafts México.

Parece que en medio de la pandemia global, el crisol artístico se puso manos a la obra en sus diferentes proyectos (cabe señalar que otros tantos creadores se encuentran en un largo y complejo proceso de asimilación, dada la coyuntura actual). Sonic Emerson materializó el encierro en una obra que contiene dentro de sus cimientos miles de horas de trabajo, ya que el germen inicial del disco se dio desde el año 2017.

En pleno apogeo del imperio de lo efímero, el encierro de muchos hace posible que viejos ritos como el escuchar un disco de principio a fin, cobre una nueva magnitud y, por lo tanto, el aura y esencia del nuevo trabajo del polifacético Neyra se escuche y se sienta con una sensibilidad a la que ya no estábamos acostumbrados. Sonic Emerson nació como un proyecto solista ya que Sebastián necesitaba otra plataforma donde volcar sus ideas, sus gustos, convicciones, fantasmas y anhelos.

Ante el infortunio de una vida anodina o sobre la plena conciencia de nuestra pronta caducidad, crear se convierte en un motor vital para la existencia del ser. Creo y luego existo, tal parece que ese es uno de los hilos conductores de Si tan solo supiera por qué estoy aquí.

Esta odisea de alrededor de cuarenta y cinco minutos de duración, divididos en once cortes, comienza de una manera sobrecogedora, como si el espíritu taciturno y melancólico de Thom Yorke y compañía se hicieran presenten con el aura del O.K. Computer, el track inicial, homónimo de la producción, es un corte ambiental que nos sumerge en una oscura ciénaga por donde se cuelan algunos tímidos atisbos de luz etérea. Es el sonido de la tranquilidad que se verá alterada por una vendaval sónico.

Es oportuno señalar que los aspectos técnicos e instrumentales del disco fueron trabajados en su totalidad por Sebastián Neyra, quien también cuenta con el crédito de letrista; por su parte, el máster fue trabajo de Santiago Padilla Arouesty. La batería en los cortes dos y once corrió a cargo de Tatieri Díaz Neyra (primo de Sebastián). Por otra parte, la portada del disco es obra de Luis Alonso Sánchez, que remite a algunas obras del pintor surrealista Joan Miró, donde prevalecen líneas garabateadas por el influjo de la conciencia, garabatos que chocan retuercen, regodean y explotan tal y como lo hacen las once composiciones que dan forma al novel trabajo del compositor, músico y arreglista capitalino.


Inmediatamente contrasta la brevedad del primer corte del plato con el segundo track, se trata de “Reflexiones”, tema que rebasa los seis minutos de duración y que comienza a mostrar la volatilidad y la vena de introspección, pero sobre todo la rica amalgama de sonidos y texturas que se erigen sobre la voz fantasmal y seca de Emerson. Guitarra y batería son las bases rítmicas para que se entrelacen armonías progresivas con elementos de rock psicodélico.

Como si se tratara del susurro alargado y espectral de un barquero que nos transporta a las orillas de un mundo sónico, arranca “Hora que te cuenten”, delicia pétrea donde el bajo palpita como el corazón herido por el pinchazo de una droga intravenosa. Si pudiéramos musicalizar la escena donde Morfeo le plantea a Neo el dilema de la píldora azul y la roja, no dudaríamos en ningún momento en plantar esta estampa sonora que en su lírica contiene la siguiente frase: “Lo que tú crees estar viendo, no está sucediendo / No está sucediendo”.

Se suele escuchar mucho la máxima que dicta “pienso, luego existo”, sin embargo, pensar también puede ser visto como una maldición (por algo la sabiduría popular dice que la estulticia conlleva a la felicidad), en “Sobrepensar”, Sonic Emerson raspa de manera atascada su guitarra y la sincroniza con el demoledor e hipnótico retumbar del bajo y la batería. Una voz de otro plano recita un mantra, una advertencia: “Empieza con una bendición, acaba como una maldición / Es difícil no sobre pensar las cosas / La cabeza es una carga / Usa tu cabeza para el bien común”

“Todo lo que tú creías”  comienza a afianzar lo que al inicio sólo se intuía; un cuarto con una computadora y conexión a internet te abre las puertas del mundo, la producción y trabajo instrumental casero fueron definiendo la calidad final del disco. Autogestión pura exuda por cada uno de sus poros la nueva producción de Sebastián Neyra.  “No conviertas tu cabeza en un cuadrado”, se escucha al final de la composición, como una máxima a atesorar por parte de los oyentes.

Nos encontramos “En algún punto”, en medio de una travesía sin retorno, aquí la velocidad arrecia, se erigen los sintetizadores para anunciar que todo acaba, que nada es eterno. Tal vez de los cortes más breves y contundentes de toda la producción. 

Vivimos en un mundo que privilegia a la imagen, sitiados por espejos que nos devuelven un reflejo deformado, la materialidad se fragmenta y adquiere múltiples máscaras, “bienvenidos al desierto de la realidad”. “El eco”, séptimo track de Si tan solo supiera por qué estoy aquí, continúa con la fuerza del shoegaze, atmósferas que rebosan de arreglos que recrean espacios amplios por donde ululan vientos fantasmales proclamando a los cuatro puntos: “Es una pena como ha cambiado nuestro mundo ya sólo se escucha el eco / Eco / Quédate aquí y verás cómo te desvaneces”.

El frenesí estruendoso se distiende y comienza a juguetear con la instrumentación, “El pasillo que lleva a mi cabeza” es una bacanal psicodélica que departe y se regocija con este jam narcótico de cinco minutos. Con “Siempre variable” estamos por atisbar las costas etéreas y con ello el final de la expedición sonora. Como en todo viaje que se disfrute siempre buscamos alargar la aventura, por lo tanto, Neyra arroja otro salvavidas musical de cinco minutos, donde sin tapujos canta lo siguiente: “Establece tu mente en el camino largo /  Pues amplia es la vida / Continuidad”

Finalmente, divisamos las costas de Ítaca la bella, la odisea está por culminar, a pesar de ello, en la lejanía se alcanzan a escuchar los susurros idílicos de las sirenas que seducen y amenazan con posponer el fin de la travesía. “Contratiempos”, track número diez, cuenta con los etéreos coros de Estrella del Sol (mejor conocida como la seráfica voz del proyecto Mint Field), mientras que, por su parte, Sebastián clama: “Tómate el tiempo que necesites”. Canción que va de una aparente mansedumbre a un final atronador.

 La única certeza tangible que tenemos sobre nuestro devenir es la muerte, todos los barcos en algún momento tienen que atracar en un puerto. El último corte de la producción Si tan solo supiera por qué estoy aquí del músico, productor y compositor Sebastián Neyra, a.k.a. Sonic Emerson, se titula “El hombre ilustrado”. Síntesis de las ambiciones musicales y presupuesto sonoro de Neyra, la aparente calma musical de los primeros dos minutos del track se transmuta paulatinamente en un festín de guitarras punzantes y frenéticas, con una lírica contestataria que pone en evidencia lo pequeña y frágil que es la vida de todo ser humano, sin importar condición social u otro tipo de factor. 

El mar es caprichoso, como el estilo musical de Emerson, apacible y manso, repentinamente la simulación de tranquilidad se rompe y emergen sonidos chirriantes, poderosos y contundentes. En la era de lo desechable se agradece la honestidad de proyectos que aún ahondan en la exploración y la experimentación sonora, si bien es cierto que no hay nada nuevo bajo el sol, se reconoce la constante búsqueda por indagar en páramos arriesgados y nada complacientes. Un virus llegó y con él una serie de cambios, drásticos en su mayoría, nuestra relación con la música y su consumo se encuentra en transición, es un excelente escenario para ahondar en las profundidades de Si tan solo supiera por qué estoy aquí.

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