Como si nada hubiera ocurrido. Abrir los ojos y ver un cielo diferente duró lo mismo que esa acción de parpadear. Aunque fueron horas de espera, sin especificar el por qué de nuestro retraso, Chicago nos daba la bienvenida con la frente viendo al suelo. Tan borroso era el panorama que era difícil ver más allá de nuestra realidad. Al final del día nos creímos el consuelo que muchas veces descarga la tensión de cualquier sujeto: mañana será un nuevo día. Y cómo cuestionarlo, si habíamos llegado a una de las sedes más prometedoras de este trajín.
Y así fue. El cielo abrió, mostró las nubes y el viento se alió con nosotros para que palpáramos la mejor cara de la ciudad que rigió Al Capone en los años 20, al menos la parte oriental. Las cifras dicen que son más de 1000 edificios y aún cuando es difícil de comprobarlo, vaya arquitectura lo que nos dejó ver la Segunda Ciudad. Caminar sobre la arena, con un sol punzante que calentaba las frías aguas del lago de Michigan, arrojó lo mejor de nosotros. Un retrato de frente, de espaldas y como nos dejara lucir el ambiente que había. Pinta un lindo día para arrancar la cobertura.
Después, llegó el fenómeno. Camionetas Lincoln y al estilo pick-up repletas de jóvenes enfundando una casaca de la que poco sabían. Lo que más identificaban era su verde variado. Cadenas en el cuello, corte de pelo casi a coco y la confianza que cualquier ciudadano tiene al sentirse en casa. Caminamos hacia el recinto y se escuchó al Mariachi que tan arraigado nutre las historias de sus padre. Algunos decidieron cambiar el famoso "burritou" por un "tacou".
Otros optaron por ser fieles maíz y aderezarlo con salsa "barbecue". Es que el chile no les es tan familiar, al menos no el que conocemos. Asadores con pimientos, carne y tortillas. La cerveza mexicana que les llega, como en todo el mundo, parece estar integrada en las manos de todos. Como si fuera un artefacto que refleja su ideal: "¿A poco dudas de mi origen?".
Tambora y quebradita que los incita a emocionarse con una cámara para enviar saludos a sus tíos, primos o abuelos. Aunque su decepción fue rotunda al notar que no éramos de Televisa, algo de ilusión les dimos al suponer que algún conocido los reconocería en la web. Fueron 54 mil almas que abrazaron su pasado y por qué no, una parte importante de su presente. Pero, ¿cuántas generaciones les seguirán los pasos?, ¿habrá el mismos fervor?
El Tri aún no limpia la decepción de la selección "B" que representó al país en Chile. Lo de Cuba fue un trámite que había que cumplir. Aunque aquí festejen todos, no aplaudamos el 6-0, tampoco critiquemos. Los paisanos disfrutaron y para ellos ya empezó la Copa Oro, para nosotros, deberá empezar cuando se enfrente a un equipo que compita. Cuando nos ilusionen con un volumen de juego competitivo. Y eso, ocurrirá hasta que enfrentemos a Costa Rica y/o Estados Unidos.
Juan José Ramírez
@JotaJotaRAM
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