‘Señor Sabelotodo’: Un drama pequeño con grandes ambiciones
En Señor Sabelotodo nos afrontamos con una historia familiar: hombre adulto, aterrado del compromiso y cualquier tipo de lazo afectivo, se ve obligado a reconectar con su familia. Tras un reencuentro con su sobrino —Léo— (Max Baissette de Malglaive) que tiene Asperger o algún tipo de autismo, la vida de Vincent (Arnaud Ducret), entrenador de fútbol para niños, da un vuelco enorme, pues se ve forzado a cuidar de él cuando nadie más puede. A partir de este evento, Vincent aprende lo complicado de las relaciones familiares y las complejidades de los lazos afectivos.
A nivel discursivo, externo a la película, ésta hace un excelente trabajo retratando la respuesta terrible que la sociedad tiene ante lo diferente y ajeno a lo normativo. El síndrome de Asperger no es comprendido ni bien retratado en los medios, en la vida real la gente suele tener una respuesta aversiva a estas personas. No obstante, la película genera empatía con el niño y su tío, ambos son personajes complejos bien desarrollados, con mucho campo bien ocupado para el desarrollo.
El largometraje comienza más bien de forma floja, pues da la impresión de ser un melodrama genérico y con un lenguaje muy convencional. Esa impresión, no obstante, no dura. Rápidamente la película nos presenta una historia mucho más compleja y resonante de lo que parece. Aunque en un inicio la actuación del niño se siente algo forzada, rápidamente adquiere una naturalidad inusitada, lo cual le otorga muchísima simpatía y alma a la película.
Si bien su punto más débil es lo cursi que puede llegar a ser (la música está muy mal ocupada, en los momentos más sentimentaloides) bajo esta superficie uno puede encontrar una película compleja, con personajes interesantes y un mensaje muy importante sobre la comprensión y la aceptación