Alexandra Gravas en el Cervantino: Cuando la música te hace sentir orgullo por tu país
Dentro de las actividades del Festival Cervantino de este año, La Trasnoche tiene un espacio muy especial en la mente de aquellos que han podido vivir la experiencia de presenciar música en vivo al cierre de la jornada. Este es un espacio para alargar las noches cervantinas y, en esta edición, la Ex Hacienda de San Gabriel de Barrera es la sede de estos eventos que arrancan en punto de las 11 de la noche, en un ambiente nocturno y colonial; el escenario perfecto y soñado para cualquier artista.
La noche del jueves 28 de octubre fue una muy singular, con la presentación de la mezzosoprano griega-alemana Alexandra Gravas, embajadora cultural de Grecia y poseedora de una voz fuera de este mundo, quien interpretó su más reciente trabajo El amor es vida - Η ΑΓΑΠΗ ΕΙΝΑΙ ΖΩΗ, un esfuerzo dedicado al amor en sus diferentes vertientes y a la canción latinoamericana con un espectáculo que tomó forma cuando las fronteras se cerraron. Sin poder volver a su país, decidió grabar este álbum en Ciudad de México con Los Macorinos. Gravas es, como lo mencionó sobre el escenario, una gran admiradora de la canción mexicana, de Chavela Vargas y de Juan Gabriel, por lo que eligió un repertorio que incluye “La Llorona”, “Amor Eterno”, ”Cucurrucucú Paloma”, “Un Mundo Raro” y más.
Acompañada por el pianista Józef Olechowski, polaco de larga tradición en México, y por Los Macorinos, los legendarios guitarristas de Chavela Vargas, la cantante dio un show espectacular, con un gran manejo del idioma español, lo que hizo que conectara aún más con el público que, de cualquier modo, ya estaba rendido ante su performance y la pasión de los músicos.
Escuchar estas canciones mexicanas legendarias interpretadas por alguien de otra nacionalidad podría sonar extraño para los puristas, pero Gravas no es cualquier artista. Toma la música y la hace suya. Las interpreta con sumo respeto. Además, tiene una audacia cariñosa al bajarse del escenario y convivir con las personas, incluso impulsándolas a bailar, cantar y aplaudir al ritmo de los temas. Gravas vive la música al máximo en cada poro de su cuerpo, con cada tono de sus cuerdas vocales, a cada compás.
Es reconfortante el pensar y sentir que estas composiciones nacionales tienen tanto peso, tanta profundidad, tanta sustancia y poder para emocionarte hasta las lágrimas. Gracias, Alexandra Gravas, por recordarnos las maravillas musicales que ha generado nuestro país, y por hacernos sentir orgullosos de nuestra cultura.
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