Nicolas Philibert: empatía en cada momento
Hay cineastas cuyas ficciones siempre rebasan de forma inusitada los límites delineados por la realidad. No obstante, el trabajo no ficcional resulta ser todavía más afectivo: retrata la supuesta realidad, en toda su extensiva contradicción. Aún así, sería ingenuo pensar que un documentalista siempre realiza un fiel cianotipo de lo tangible: su trabajo es otorgarle un punto de vista a los eventos; no por nada al documental le llaman un “ensayo visual”, pues se trata de un punto de vista expresado con la percepción de imágenes (a veces en movimiento). Aunque hay de menores a mayores historias de éxito, Nicolas Philibert brilla desde hace casi 25 años por su profunda capacidad de encontrar historias de suma empatía en los lugares más inusitados
Para su más reciente largometraje, apropiadamente titulado De Chaque Instnat, que podríamos traducir como Cada Momento, Philibert decidió rendirle homenaje a una noble labor: la enfermería. Esto tiene una razón específica, que el director nos comentó puntualmente antes de la proyección en el marco del FICM: hace algunos años, Nicolas Philibert sufrió una embolia pulmonar, lo cual casi le corta la vida. No obstante, tras convivir con el personal encargado de cuidarlo en el hospital, se dio cuenta que era una profesión de muchísima preparación, muy poca paga, así como también carácter muy específico. Su forma de agradecimiento es a través de esta película.
Muy al estilo de Nicolas Philibert, el largometraje no está centrada en ningún personaje específico, sino en historias convergentes y traslapadas que atraviesan los muros del sistema médico-docente. Previo a la proyección del festival, Philibert advertía que todos los candidatos eran de orígenes y razas muy diferentes, lo cual hace a esta película no sólo sobre aspirantes a enfermeros, sino sobre la diversidad de Francia, y la capacidad que todos los habitantes tienen de hacer una diferencia. A decir verdad, varias de las personas en el internado visto en pantalla, citan a la necesidad de hacer algo bueno por alguien como la razón definitiva por la que se unieron a esta profesión.
Philibert tiene una capacidad empática que jamás deja de sorprender. Desde 1996 con Le Pays de Sourds, este cineasta francés siempre logra encontrar narrativas inmersivas e impresionantes en lugares pequeños y sencillos. En esta ocasión simplemente fue ir a un hospital y lograr que le dejarán grabar las clases, adentrarse con los alumnos pero nunca a un nivel muy personal, siempre con una distancia clínica que no despoja a la afección y profundo respeto que Philibert tenía por sus médicos.
Antes de la proyección, Nicolas Philibert hizo un anuncio: protestaba las acciones del gobierno ruso contra Oleg Sentsov, cineasta ucraniano que hoy es un detenido político en Rusia, y busca generar protesta a través de extensas huelgas de hambre. Con una pancarta que leía #FreeStentsov, Philibert se hizo frente a los espectadores no sólo una persona de suma empatía y rigor cinematográfico, sino también alguien interesado y dedicado al esparcimiento de la justicia social en el mundo.
De Chaque Instant, no sólo es una película social, sino también es una demostración anti xenofóbica del gusto por aprender y seguir aprendiendo, de olvidar estereotipos callejeros y enfocarse en la genuina personalidad. Philibert más que retratar personas o situaciones, se degusta en retratar humanos, de carne y hueso, con vidas cotidianas pero que, al observarlas un poco más de cerca, resultan fascinantes y desbordantes de curiosidad. Philibert triunfó en De Chaque Instant porque en vez de hacer un simple retrato del momento en la vida de algunos perosnajes, se concentró en qué hace a estas personas únicas. De Chaque Instant no es sólo un documental para aprender, es un documental para humanizarse.