‘Never the Right Time’ de Andy Stott, un aural que persiste en la introspección bailable
Han pasado 16 años desde la aparición de Merciless, el primer larga duración de Andy Stott, un personaje que ha fijado un rumbo dentro del nutrido sonido de Manchester. A su vez, alineado con particularidades atribuidas a todo un devenir de influencias y ramificaciones, donde las coordenadas del Dub, Ambient y Techno irremediablemente aparecen.
En entrevista al productor de Dub francés Rico, una de las preguntas aludía a los motivos detrás de su obra sonora e hizo énfasis en la personalidad genuina de cada humano, la que al hacerla consciente y manifestarse en tu trabajo, dijo, hará de tu arte algo único. Y Stott es ejemplo, por ello es el #Extracto909 de la semana con su nueva placa Never the Right Time.
Andy Stott es un músico que ha forjado genuinamente un sonido, que pareciese enclavado en las profundidades de un abismo, donde a su vez se arrojan destellos de luces, gracias a las posibilidades dinámicas en el uso de secuencias. Aquello con lo que se relaciona el sonido de este productor; sonido flotante, etéreo y susceptible de mutación enérgica de un momento a otro, con adornos lúgubres en sus tempos.
Para Never the Right Time los pasajes siguen siendo intermitentes, llena las cavidades de un oscuro pasaje con texturas agudas. Estás permean en buena parte del disco, y se intercalan con climas rugosos y contemplativos. Incluso la pieza que le da nombre al disco, se mantiene bajo un aural plúmbeo hasta que un beat irregular —alineado con una tendencia de vanguardia tecno— aparece. Esta taquicardia sónica ha venido dictando nuevos modelos de baile.
“Don’t Now How” fragua su razón sónica en este sentido. Si se captaran con un micrófono los movimientos de algunos insectos durante la noche, descubrirán que dichos sonidos son la base de apertura en esta pieza. Luego vienen los versos con reverberancia prolongada, cautivadores. Si algo tiene el ambient es que puede no llegar a ser inmersivo completamente, pero cuando logra atrapar al escucha se vuelve perfecto, gracias a lo interesante de sus sonidos.
La clara certeza que evoca en sí misma esta producción, naturalmente tiene relación directa con la imagen de la portada; hipnótica. Muchas de estas portadas con aires desoladores, en blancos y negros donde la proyección sentimental alude al personaje en cuestión (quien observa o quien escucha en este caso).
La mitad del disco alberga un himno llamado “When It Hits” que alude a esta relación, donde la imagen y la música se edifican en sí mismos, ya sea por obra de quien piensa su propio arte, o por mera subsecuencia de escuchar y construir imágenes.
Quizás esté de más señalarlo pero la música de Stott es introspección bailable, por un lado los pasajes largos y profundos hasta tronar un beat continuo; paralelamente la fragilidad aparente de “Alison Skidmore” con frases en loop detonan aún más dicho estado.
Esta dicotomía se ha visto continuamente en la carrera de este productor, incluso se puede ver a cada una de sus producciones como una pieza que a su vez teje una obra más compleja.
En este caso “Never the Right Time” arroja señas de un sentimiento transitorio para el propio productor, y sería difícil no tener en el radar la situación pandémica mundial como telón de fondo en esta obra, aunque sus reflexiones sobre la música hecha para la noche, disimulan mejor lo que se quiera enunciar.