Raymondstock, en una faceta que les gusta llamar #Ravemondstock en colaboración con Dance Your Name y Maligna, armarán una noche de ritmos infernales titulada Rave Against The Machine en la que algunos muchachos ravers/depresivos/industriales/autodestructivos seguramente evangelizarán a los asistentes en un posible acto de suicidio colectivo.
Encontrar un show de un par de los artistas que forman el cartel del RATM es difícil. Este rave los junta, y nos remite a esos videos de YouTube de gente trabada, víctima de los acelerados ritmos y estimulantes químicos.
https://www.youtube.com/watch?v=HfUHxhtlr0I
Ritualz es música para bajar la cabeza y perecer ante el poder oscuro del rey del witch-house. En un capítulo de Celebrity Death Match, él se enfrentaría a un mundo de celebridades, contagiándolas de ébola a través de su ruido. Jack’ ie Lo difícilmente abruma con un rave que remite a la cultura europea de fiestas atascadas e ilegales.
https://soundcloud.com/rrritualzzz/whjjzfgxkefs
Occult Danse probablemente estén planeando algún ataque terrorista en cada una de sus presentaciones; el odio que se derrama de los golpes y gritos de esta pareja es un acto que consume tu alma.
AAAA se anda dando el rol por todos lados, intoxicando con un sonido más experimental que ataca al sentido de vértigo y te hace dudar de tu realidad. Además, la visita de Rezzie, tal vez mejor conocido por Weird Magic y su trabajo como fotógrafo, provoca la curiosidad por saber cómo consolida sus experiencias en un proyecto propio.
https://soundcloud.com/cobravoyage/sets/aaaa-phantom-quartz-ep
La cita es este 19 de junio en el Centro de Salud, un lugar mejor conocido por sus tocadas de punk, metal y otros géneros aliados que se refugian en este foro autogestivo. Antes de las 11:30 PM costará $50; después, $100.
No existe código de vestimenta, pero el negro siempre es una excelente opción, acompañado de algún motivo satánico y algún accesorio de la cultura pop. Nada de levantar las manos o gritar de algarabía en este rave de perdición: el alma debe soltarse para dejarse consumir por el sonido de la música que probablemente debió nunca existir.
