Que no nos extrañe ni moleste lo que vimos en el Museo Tamayo por la exhibición Obsesión Infinita de Yayoi Kusama, la verdad es que se veía venir con la correría boca-a-boca de esta retrospectiva. Es decir, la expectativa era muy grande, y a decir del propio Museo Tamayo, la vieron superada, cosa que hay que celebrar. De los más de 300 mil asistentes, a algunos cuantos les quedará la intención de visitar más museos, de ahí saldrá gente que aprecie, estudie y se dedique al arte. Seamos honestos, ¿porqué nos molesta que tanta gente vaya a una exhibición? ¿por la fila? ¿por las selfies? ¿en serio?. Podemos revisar las cuentas de instagram de varios curadores, artistas, críticos y comprobar que también tienen estas selfies de cuando estuvo en Londres, Nueva York o Buenos Aires. Aquí hay varias cosas importantes:
a) El Museo Tamayo se vio en la necesidad de reorganizar el acceso a la exhibición.
b) Dicho acceso fue democrático y ordenado, veíamos gente de todas las edades esperando su turno.
c) Con todo y selfies, la gente asistió movida por la curiosidad.
d) La reacción de los medios fue de una amplia cobertura, buena o mala, cosa que jamás sucede con un museo.
e) Toda la comunicación entre el público fue mediante memes, fotos, tuits y estados de Facebook.
Con ello, está muy bien que se hable de este fenómeno, incluso en tono de sátira, porque se dio un gran salto en el comportamiento colectivo, quiere decir que sí se puede provocar la curiosidad de la gente hacia el arte. Pudo haber ocurrido sin pena ni gloria pero se provocó un efecto de bola de nieve, y ojalá siempre fuera así. En conclusión, el crítico, el historiador y el académico del arte podrá evaluar al artista y su obra, pero se le está escapando el detalle de que el museo muy probablemente esté rompiendo esquemas de comunicación con el público, y que pudimos presenciar la primer exhibición de efecto viral en México.
-- Agustín Peña es responsable de los Contenidos Hablados y Culturales de Ibero 90.9, conduce F*ck Art de lunes a jueves a las 17:00 hrs. --
**** Texto originalmente publicado en la columna de Ibero 90.9 en Publímetro.