A lo largo de ésta semana, la inminente despedida del Foro Sol fue el centro de atención en la Serie del Rey. La ventaja de Diablos de dos juegos sobre Pericos obtenida en Puebla, hizo pensar en la coronación a mitad de semana, dejando sólo dos días más de pelota en el inmueble de la Magdalena Mixhuca, y para que hubiera cartelera completa, los Pingos habrían de dejar ir un partido de la Serie, evitando el invicto como local en la postemporada 2014. No todo se puede en esta vida. Sin embargo, la lluvia prolongó lo inevitable y con un juego suspendido el martes, la afición capitalina podría disfrutar de los tres días en el Foro con la posibilidad de la limpia. Entre martes y miércoles, los Diablos remontaron una desventaja de dos carreras para adjudicarse el tercero y dejar el jueves 11 de septiembre, como la fecha para coronarse por décimo sexta ocasión en el circuito veraniego. Eso si los Pericos no dicen otra cosa y con una verdadera "hombrada", regresar la serie a Puebla.
El ambiente previo era de un día épico, histórico. De esos que no se repiten con asiduo. La afición escarlata fue con la sonrisa de quien se sabe vencedor; nadie dudó que esa noche los Diablos liquidarán a los Pericos.
Los manteles se desplegaron, la cal pintó el diamante y con el ambiente que sólo dan las finales, el sonido local invitó al "pandemónium": "Como nuestros invitados especiales esta noche: cantemos el "Playball" todos juntos". El rugido erizó la piel y en punto de las 7:04, Arturo López lanzó la última "primera bola" oficial de Liga Mexicana de Béisbol en la que hasta ayer era casa de los Diablos.
Tanto la lomita, como el cuadro y los maderos escarlatas tuvieron un inicio que sólo se puede clasificar como "espectacular". Todo le salió a los Diablos y para la tercera entrada, la pizarra ya estaba 5-0 en favor de los locales.
Pero una final es una final y hasta que no se cante el "out 27", los Pericos tenían la palabra y fue entonces que las caras de satisfacción en la tribuna infernal, se transformaron en muecas, primero de duda, luego de desesperación. El conjunto poblano se acercó con el poder de sus cañoneros y el "Champion Bat" por segundo año consecutivo, Sandy Madera y para la "fatídica" séptima entrada, el electrónico ya estaba en igualdad de condiciones. 5-5 a falta de seis "outs" por bando.
Con la igualdad y el punto climático del partido, Sergio Omar Gastelum firmó con el sello de la casa y con "palo de vuelta entera", los Diablos recuperaron la ventaja a falta de tres "outs".
La novena entrada es la entrada de todas las tragedias, de los momentos más épicos en el béisbol y como quien ya no tiene nada que perder, la ofensiva poblana despertó cuando había 26 fuera y no sólo alcanzaron el empate, sino pusieron contra las cuerdas al México, obligando a los pupilos de Miguel Ojeda a anotar mínimo dos para continuar el cuarto de la serie. La tensión se convirtió en gritos y aplausos apagados con la esperanza de que en efecto, fuera la despedida del Foro.
Con la oportunidad de dejar tendidos a los plumíferos, el segundo, tercero y cuarto del orden al bat de Diablos tomaron la caja de bateo. Con Gastelum y Lindsey en los senderos, un hit de Emmanuel Ávila puso la primera en la registradora y con un out, los Diablos se encontraban a una base del empate. Gabriel Gutierrez sacrificó con elevado y el 8-8 ya era un hecho. En el mejor o peor de los casos según se vea, el juego habría de continuar y la victoria era una invitada que no llegaría en nueve entradas.
Con la oportunidad de volver a separar distancias con los locales, Pericos entró con lo fuerte de su "Line Up", aunque el cerrador oficial de la novena escarlata, Manny Acosta subió a la lomita y en línea, se fue la primer oportunidad de Puebla al bat. Ahora los Diablos tienen la palabra.
En momentos de crisis es cuando un buen jugador se diferencia de los grandes y recordando el campeonato de 2008, ese jugador fue José Luis Sandoval. "El Borrego" se echó el equipo al hombro y en cinco juegos sentenciaron a Monterrey. Ésta vez fue su heredero en las paradas cortas, Juan Carlos Gamboa el encargado de poner al México rumbo al décimo sexto título y bastaron dos bolas para que el juego fuera historia y la última pelota que fue bateada en el Foro Sol salió de cuadrangular y con él, la "Misión 16" era una realidad.
La locura se desató tanto dentro como fuera del terreno de juego y los vítores rugieron como nunca, tanto para los ahora campeones de la Liga Mexicana de Béisbol, como para el estadio que albergó ese último título.
Sentimientos encontrados, manifestados en lágrimas y risas, los Diablos despidieron el terreno del Foro Sol con tierra en el uniforme y la Copa Zaachilla en las manos.
Omar García
@omarrgc