Los clósets que se forjaron con hierro
Hoy conmemoramos a todxs aquellxs que nunca salieron del clóset por miedo, recordamos a todas aquellas mujeres trans asesinadas a manos del odio y la aversión; le damos voz a todos aquellos que fueron y son perseguidos o acosados sistemáticamente.
Nos encontramos insertos en una sociedad machista, violenta y homófoba que parece alejarse cada vez más del respeto a todo aquello que se considera diverso; una cultura que hace que la inclusión parezca una utopía.
México es el segundo país a nivel mundial en crímenes de odio y, según una encuesta llevada a cabo por Parametría, seis de cada diez mexicanos están en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo y siete de cada diez en contra de la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo. De enero de 2014 a diciembre de 2016, doscientos dos personas de la comunidad LGBTQ+, fueron asesinadas en el país por su orientación sexual, identidad o expresión de género. Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO), afirma que, en México, más del 67% de personas LGBTQ+, sufren de acoso en las instituciones públicas y privadas de educación.
Las cifras anteriores no hacen más que evidenciar y dar fe de la violencia ocasionada por el machismo. Éste es parte de la vida diaria de todxs los mexicanxs sin distinción de sexo, identidad u orientación sexual. Las conductas machistas se reproducen y se transmiten de generación en generación y son cimiento de conductas e ideologías que patrocinan la discriminación y la intolerancia.
Coincidiendo con la Dra. Isabel Barranco, especialista en violencia de género, la sociedad mexicana patriarcal y heteronormativa, se ha encargado de dictar dos identidades de género como únicas: la femenina y la masculina, asociadas a la mujer y al hombre respectivamente. Estas identidades se asignan, supuestamente, a todas las personas al momento de su nacimiento y se asientan en las diferencias biológicas que separan al hombre y a la mujer. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no pueden reducirse a alguna de estas categorías predeterminadas?
El porcentaje de las personas que fueron emparedadas en un clóset es mucho mayor de lo que nos podemos imaginar. El “armario” es un espacio ideológico que constriñe gran parte de la vida de muchos homosexuales, bisexuales, transexuales y otras personas con identidades de género diversas. Un espacio que existe en el imaginario colectivo de esta comunidad —que dista de ser una minoría en el país y en el mundo—, y que representa un “lugar seguro” en la mente de las personas que se asumen, o no, como LGBTTTIQ+.
El miedo que impera en las personas que salen de la heteronorma y que no responden a los mandatos establecidos por la sociedad, es consecuencia de una cultura que se enseña, aprende y reproduce desde el hogar, y que con el tiempo, se internaliza. Desde los micromachismos cotidianos hasta conductas de dominio, abuso y control, la violencia contra la diversidad sexual se expresa a través de múltiples agravios, tanto físicos como verbales. Mecanismos de opresión y censura pública que conducen a las personas con otras manifestaciones sexo-afectivas a ocultarse en clósets forjados con hierro, condenando su identidad al silencio.
La sociedad mexicana no permite la inclusión de "lo gay" dentro de sus fronteras y, por ello, día a día se leen noticias sobre asesinatos y crímenes de odio, acoso y discriminación laboral, como evidencia de la decadente situación de igualdad e inclusión en nuestro país. Aunque adoptemos el 17 de mayo como Día Internacional contra la Homofobia, la realidad es que se siguen reproduciendo en la cotidianidad las mismas acciones machistas y violentas que aún nos colocan como el segundo país en crímenes de odio.
Reconozcamos la cruda desventaja en la que se encuentran homosexuales, lesbianas, personas transgénero, transexuales y demás expresiones de género, quienes, a la luz de la creciente homofobia, se ven todos los días obligados a negar quiénes son. Exijamos a los gobiernos que los incluyan y visibilicen en sus agendas y celebremos que el amor es amor y que vale la pena luchar por él.
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