Lollapalooza Chile 2012por Anna Stephens
A pesar de que se recomienda volar de noche para no cansarse tanto, viajar a Santiago de Chile desde la Ciudad de México es sin duda un vuelo agotador. Para aquellos que no podemos consolar el sueño tan fácilmente, la aerolínea ofrece una larga lista de películas, series, caricaturas, documentales, música y hasta videojuegos en cada asiento del largo avión. Un vuelo lleno, en donde podemos encontrar toda clase de personajes: familias de hasta 8 integrantes que no cesan de tomarse fotos, vecinos platicadores, niños llorando y hasta los Arctic Monkeys. El motivo personal de este viaje es asistir a la segunda edición del festival Lollapalooza en Chile. Dos películas y un par de copas de vino chileno, fueron suficientes para dormitar un poco. Después de todo, desde el asiento asignado y en vuelo nocturno, jamás lograré ver ni un piquito de los Andes. La turbulencia indica que estamos cerca de nuestro destino. Aunque el aterrizaje no fue tan bueno, los viajantes aplauden al piloto… o tal vez al hecho de que por fin llegamos a Santiago.
Una vez en el aeropuerto de Chile, se nos pide a los mexicanos que paguemos un impuesto de ingreso equivalente a $25 dólares. La respuesta diplomática a la inexistente visa chilena. El aeropuerto es pequeño y eso hace que el ajetreo sea más obvio. Con todo, logré localizar de inmediato a la persona que me recogería para llevarme al hotel. En el trayecto en la camioneta, me pregunta que a cuál artista del cartel de Lolla me emociona ver. Mi respuesta inmediata: Foo Fighters. Le hice la misma pregunta, a lo que él contestó: MGMT.
En Santiago estamos en hora pico. Son las 8 de la mañana de un viernes y la avenida por la que transitamos (que equivaldría al Periférico del DF), está llena de túneles de al menos 5 minutos de recorrido en velocidad promedio. Sin embargo, los tacos –que es la forma que tienen los chilenos para referirse al tráfico pesado- obligan a que esos recorridos de 5 minutos en túneles, se extiendan hasta los 20. Esto a su vez nos obliga a abordar las preguntas de rigor: ¿cuántos habitantes hay en la Ciudad de México?, ¿cuántos son en todo el país?, ¿qué tan grave es la situación del narcotráfico?, ¿qué tan segura es la Ciudad de México?, etc. Y viceversa: ¿cuántos habitantes hay en Santiago?, ¿cuántos en todo Chile?, ¿qué tan lejos es ir a la playa?, ¿qué tan lejos es ir a las montañas?, etc. Ambas partes expusimos lo poco que nos conocemos y lo mucho que le creemos a los medios.
Santiago es una ciudad limpia, ordenada y cuyos habitantes son exageradamente amables, respetuosos unos con otros y de confianza en los demás. Cincuenta minutos después llegamos al hotel, en donde para mi sorpresa se hospedaban Gogol Bordello, Illya Kuryaki & The Valderramas, Gipsy Kings, Systema Solar y Hoppo!. Ante la noticia de que debía esperar 5 horas por la habitación ya que aun no estaba lista, se decidió una caminata por Las Condes, el barrio en donde me encontraba. Altos edificios habitacionales y de oficinas, hoteles cinco estrellas y un centro comercial grande, me remiten a Santa Fe en la Ciudad de México. Ya que contaba con habitación, acreditaciones para el festival y una siesta de veinte minutos, regresé al centro comercial para una cena con vino chileno al aire libre.
Por fin llegó el sábado. Primero de dos días de Lollapalooza Chile en su edición 2012. El Parque O’Higgins, es un sitio grande. Cuenta dentro de sí con una arena para conciertos (idéntica por dentro y fuera al Palacio de los Deportes, pero de menor capacidad) y en un terreno conjunto se encuentra el parque de diversiones “Divertilandia”. La seguridad en los accesos al festival es impositiva. No olvidemos que recientemente el gobierno chileno se ha enfrentado a manifestaciones de universitarios, que han obligado a los carabineros a poner mucho más control y atención a ese sector.
El festival tiene prohibida la venta de alcohol y en el único lugar donde lo puedes encontrar será en camerinos o en el VIP. El VIP es el “Divertilandia” de los patrocinadores, en donde por haber pagado un poco más para poder tener acceso, puedes: comer fruta, frituras, sushi y brownies gratis; beber agua y refrescos al por mayor, puedes beber 2 cervezas y 2 whiskeys por cada día del festival; ir a baños limpios; acostarte bajo la sombra en el pasto, las sillas, los pufs y camas que hay, además de poder participar en activaciones de las marcas. Desde el VIP tienes la comodidad además de poder ver ambos escenarios principales. Pero el festival no sucede en el VIP.
Con un cartel cuyos actos en su mayoría ya han visitado México, lo interesante es saber cómo vive Chile este festival. La organización es impecable. Resalta la puntualidad en cada escenario, la gran cantidad de voluntarios que mantienen el festival limpio y (de nueva cuenta), la amabilidad de los chilenos. Sorprende la forma en la que los asistentes reaccionan ante las bandas. En la mayoría de los casos solo observan al artista; aplauden entre canciones, bailan un poco, y ya. Los mas acérrimos fanáticos se encuentran hasta adelante, pero su reacción no es tan alejada de los otros. Para el primer día lo más celebrado fueron Los Jaivas, Arctic Monkeys, Calvin Harris y Björk, quien anteriormente ya había visitado Chile al menos un par de ocasiones.
Según se comenta, el segundo día será el mejor que ha tenido el festival en su corta historia. Todos esperan a Foo Fighters. Para poder lograr esta visita de los Foo, Perry Farrell tuvo que hacer una exhaustiva labor de convencimiento, que derivó en que también fuesen el acto principal del primer Lollapalooza Brasil y en que para México volvieran los rumores de su posible visita al Corona Capital. Sin duda el segundo día tiene más asistentes. Lo más comentado fue el regreso de Illya, la gran presentación de Joan Jett y la bailadera con MGMT y Skrillex. La buena racha que llevaba el festival se opacó un poco con la falla en el sonido de los Foo. La voz de Dave Grohl estaba oculta detrás de las guitarras. Esto no nos importó en absoluto ante el apoteósico y cómico concierto de dos horas y media que ofrecieron. Se aseguraron de interpretar todos y cada uno de sus hits, así como de las canciones que saben que los fanáticos recordarán como momentos épicos. Foo Fighters se mostraron sorprendidos ante la cálida recepción que obtuvieron, con lo que evidenciaron la falta que les hace venir a México.
Lollapalooza Chile es un festival pequeño cuya rápida madurez lo llevará a ser uno de los más destacados en Latinoamérica. Su organización, su gente y el empeño que día con día blogs, músicos, bandas, sellos independientes, radiodifusoras y melómanos tienen no sólo por la música que importan, sino por sus propios artistas, lo acercan cada vez más a ese rango. Resultó difícil responder a los chilenos: “¿por qué las nuevas bandas mexicanas como Chikita Violenta no vienen a tocar a Chile?, ¿cómo le hizo Café Tacvba para poder estar a ese nivel?, ¿cómo le hacen en México para mantener una escena musical pujante y viva? ¿es cierto que nuestros artistas chilenos se presentan en México con gran éxito en lugares abarrotados?”
En el vuelo de regreso a México, me di cuenta del por qué Chile exporta tanto talento bueno a nuestro país. La constante preparación, la inquietud y experimentación, son factores esenciales, pero no olvidemos que cuentan con menos lugares en donde tocar en vivo, menos medios a los cuales llevarles su música y muchos menos oídos a los cuales llegar y que nunca dejan de aspirar a más, sin perder de vista el piso.