Fotografía por David Segundo.
Llegar a Guanajuato puede ser un poco cansado. El trayecto en camión desde la Ciudad de México toma alrededor de 4 horas y 30 minutos. Durante ese tiempo el entretenimiento puede no ser tan bueno y una siesta es la mejor opción. Viajar a esos rumbos es sinónimo de visitas a la Alhóndiga de Granaditas, al Teatro Juárez, al Museo de las Momias y por supuesto al callejón del beso, sin embargo los guanajuatenses tienen una atracción nueva, se llama L4TIDO y vale cada kilómetro recorrido.
La fiesta fue en el Parque Bicentenario y entrar ahí fue entrar a otra realidad. Un ojo nos daba la bienvenida y una carpa llamada Pic-Nic nos marcaba el ritmo. Waterfalls, Viajoup y Monoceronte fueron los valientes que soltaron los primeros beats. A la par, se impartían algunos talleres de manualidades que mantenían ocupados a niños y adultos. El festival decidió que menores de nueve años entraban gratis y eso le dió una cara distinta, ya que un nuevo público estaba listo para divertirse y cantar. No había pretextos, padres e hijos juntos por la música.
L4TIDO propuso un ambiente de convivencia y tranquilidad, a diferencia de un Vive Latino, aquí no había prisa por llegar al escenario, no había empujones y la bebida estaba más barata. El público cantaba, bailaba y ponía atención a lo que no conocía. Budaya abrió el escenario Peace y Sotomayor el Love. El primero, un proyecto de casa y el segundo, un dúo que cada vez se vuelve más importante en la escena nacional. Raúl y Paulina Sotomayor dieron un gran espectáculo, entre canciones nuevas y conocidas será algo que se recordará con placer.
Recorrer el parque era una atracción más. A pesar de tener los escenarios juntos, los asistentes no dudaron en caminar por todo el lugar, acostarse en las áreas verdes y visitar los stands. Si sumamos que en 2012 el Papa Benedicto XVI estuvo ahí, podemos decir que todos caminamos sobre tierra santa. Quizá, respaldados por esas bendiciones, L4TIDO tuvo un gran sonido, los actos sonaron impecables y en tiempo. Los dolores de cabeza de un festival nuevo no existieron y eso fue una grata sorpresa.
Una tras otra, la bandas aparecían en los escenarios: Rey Pila presentó canciones de su nuevo EP, Clubz tuvo como invitado a Wet Baez y juntos presentaron una canción nueva, Little Jesus -vestidos de gala- interpretaron canciones como “Químicos”, “La luna”, “Pesadilla”, “Berlín” y “Azul”. Si bien al inicio el sol pegaba fuerte, poco a poco el clima se volvió un factor más para disfrutar de este show. No lluvia, no calor, no frío. El sol estuvo cuando el sabor y el ritmo lo ameritaba, se fue cuando sólo se quería cantar y brincar. Si una presentación te emocionaba, la siguiente aumentaba las expectativas, así llegaron Los Románticos de Zacatecas y Enjambre, quienes tras dos presentaciones en el Teatro Metropólitan seguían con la fuerza para hacer vibrar el Parque Bicentenario.
Pulso era un domo lleno de música electrónica. Artistas como Teen Flirt, Ezekiel y Moon Runner pusieron en sintonía a gran parte del público. Su estética era como una abducción extraterrestre, luces de neón, humo por doquier y una nave espacial en lo alto. Ya sea por curiosidad o por amante del género, un viaje a ese lugar no se despreciaba. De regreso a la tierra, Natalia Lafourcade estaba lista para una gran noche. Un día después de publicar Musas, llegaba con todo su repertorio. Banda completa y canciones como: “Amor de mis amores”, “Hasta la raíz”, “En el 2000” y “Lo que construimos” pusieron eufórico al festival. Aún no toca canciones nuevas, pero al final nos dio una probadita con “Tú sí sabes quererme”.
Es cierto que con Natalia L4TIDO se puso un poco cursi y melancólico, pero todo eso se fue con Bomba Estéreo y la energía que emanaba desde el escenario. Todos coreaban las canciones, pero Liliana dejó claro quién era su fan número 1, una niña menor de 10 años, quien se sabía el setlist de pies a cabeza. Cabe destacar que Guanajuato explotó con “Fuego”, canción que fue la estafeta de cambio para que llegaran Los Amigos Invisibles y se siguiera la fiesta hasta la madrugada.
Talleres, música, comida, tranquilidad, buena vibra, en general este evento fue una escaparate de todo el caos que se vive diariamente. Fue sorpresivo ver la pasión que tienen los guanajuatenses por la música. Sabemos que por allá dominan géneros como el regional mexicano, sin embargo se demostró que hay un público ávido de sonidos nuevos llenos de guitarras y experimentación. No sabemos de dónde salieron tantos niños, pero sí sabemos que lo disfrutaron. Es extraño, pero L4TIDO parecía tener, al menos, 4 ediciones atrás. Su etiqueta de debutante no hizo pesar su actuación. Si nos vamos a aquel ambiente pambolero que se vivía por lo del descenso, el festival hizo una buena actuación, puso pase de gol y estuvo cerca de meter uno. Sin temor se paró frente a los experimentados y les dijo “aquí estoy y no me voy a ir”. L4TIDO seguirá entrenando para competir de tú a tú en la primera, pero parafraseando a los narradores: “a este chavo le espera un gran futuro”.
Ahora sabemos que 4 horas y media de camino valen la pena. Ellos ya lo dijeron y por qué nosotros no… nos vemos en L4TIDO2K18.