La teatralidad del cierre de Domination MX 2019
El viernes 3 de mayo tocó turno a la más reciente despedida que nos ha tocado presenciar, incluso podríamos decir que la más reciente despedida de Kiss. Si bien en la primera despedida no pisaron por acá, México no ha dejado de ser una de las paradas clave en sus más recientes giras.
Y el End Of The Road no podía ser la excepción. Ya en otros festivales anteriores nos habíamos despedido de grandes actos, pero hasta esta vez nos enfrentamos al que quizá sea el espectáculo más grande del mundo, si bien el setlist no trajo ninguna sorpresa.
Saber que Kiss se despide de los escenarios deja una suerte de sinsabor, sobre todo pensando que apenas hace cinco años Paul Stanley consideraba que la banda podía incluso continuar sin él o Gene Simmons. “No es a mí a quien vienen a ver,” dice en su autobiografía Face The Music, “sino a lo que represento”. A final de cuentas, han cambiado de guitarrista y baterista varias veces, incluso los más recientes adoptando los personajes del Catman y Spaceman sin ser los originales. Pero al parecer no será así, y por suerte, pudimos ver la magia de Kiss una última vez.
No podemos dejar de lado las acusaciones de que Stanley ya no puede cantar en vivo, y que sólo sigue una pista, pero si nos enfocamos en sus palabras, es probable que tenga razón. El público fue a ver a Kiss, el espectáculo, no la banda.
La noche del viernes tuvo un cierre perfecto, un recorrido por los grandes éxitos de Kiss con la minuciosa producción que requiere montar su show es algo que ningún fan querría perderse, y si a eso le sumamos la importancia histórica que supone su despedida definitiva de los escenarios, todos ganamos.
Con un set que recorrió desde su debut Kiss hasta el Sonic Boom 2009, se demostró por qué cuando uno quiere a los mejores, los busca a ellos. Pocas bandas se entregan como ellos al tocar noche tras noche su grandes éxitos, y no tienen empacho en demostrarlo al entonar “Creatures Of The Night”, “I Was Made For Lovin’ You”, “Psycho Circus” o “Rock And Roll All Nite”.
Fotos: Esteban A. Catalán
Pero ni siquiera la despedida de los maestros de la teatralidad en la música nos podría haber preparado para el show de Alice Cooper, que a pesar de ya haber tocado en la CDMX, era la primera vez que daba un show completo. El padrino del shock rock tampoco decepcionó al personal, y parecería que los más 50 años de carrera de Cooper no le pesaran en absoluto, pues la energía que tiene sobre el escenario la quisiéramos muchos de los que estábamos presenciando el espectáculo. Con tan sólo 20 canciones en su set, no bastó más que una probadita de lo que una de las mentes más brillantes del rock puede ofrecer, aunque sí fue un recorrido por más de cuarenta años de su discografía.
Desde “I’m Eighteen” hasta el material más reciente, Paranormal de 2017, Cooper y su banda demostraron que no se necesita tocar las canciones durante 40 años para que suenen perfectas, y a pesar de que faltaron quizá muchos otros clásicos, escuchar lo más nuevo nos hace apreciar la genialidad del artista, demostrando que lo reciente y el material de toda su carrera pueden ir de la mano y combinar perfectamente bien.
El nombre de su más reciente gira —Ol’ Black Eyes Is Back — nos dice que Alice Cooper está de vuelta… Por suerte, nunca se fue y esperemos que no lo haga por mucho tiempo.
Fotos: Misael Garrido