La noche que conocí a Tricky
“Cuando tenía 15 años salía con una chica, y ella corto conmigo en un parque. Fingí que tomaba pastillas y me acosté en el parque, sólo estaba fingiendo. Su hermana loca me pasó los dedos por la garganta para tratar de hacerme vomitar, y me cortó las cuerdas vocales con la uña. Fue entonces cuando mi voz cambió. Tosí sangre. Hace unos años, fui a ver a un médico en Nueva York, quien me dijo que podía arreglarlo, y yo podría cantar, pero no sonaría como Tricky. Mi manager en ese momento dijo que no, no lo hagas. Pero siempre he querido cantar. Entonces quizás después, podría ser como una nueva carrera.”
Tricky
Tricky, a.k.a. Adrian Thaws, es el creador del trip-hop, aunque él jamás lo acepte e incluso le moleste que le atribuyan este logro. “El trip-hop es como McDonald's", en sus propias palabras. Este artista adelantado a su tiempo, nació en Bristol, Inglaterra, fue parte del reconocido colectivo Wild Bunch y colaborador de Massive Attack en el Blue Lines (Virgin, 1991). Su limitado rol en la banda, así como también la negativa de parte de Robert del Naja de permitir sus duras y ofensivas letras, lo llevaron a producir lo que sería uno de los debuts más celebrados en la historia de la música, Maxinquaye (4th & B’way, 1995). Junto a Martina Topley-Bird, creó una pieza magistral aclamada mundialmente, audaz y brillante, un trabajo que lo colocó inmediatamente en el Olimpo musical.
Y así nació el trip-hop, una fusión de hip-hop y electrónica que se conjugan hasta volverse irreconocibles, con una mezcla de diversos estilos como funk, dub, soul, psicodelia, R&B y house. Veintitrés años y doce álbumes de estudio después, Tricky se mantiene como la referencia inmediata de este estilo musical, es una de las más grandes influencias musicales contemporáneas.
Su último trabajo, Ununiform (False Idols), lanzado en 2017 en su propio sello musical, sigue sorprendiendo debido al atrevimiento y a la creatividad fuera de serie que siempre lo ha caracterizado. A través de los años nos ha sorprendido con joyas sonoras que son parte fundamental de la historia de la música.
Sus colaboraciones a través de los años en soundtracks y con diversos artistas, su característico estilo musical y su reputación por ser complicado, intransigente y polémico, lo han llevado a su estatus de leyenda. Este es un genio de la composición y un productor destacado, conocido por su negación a pertenecer al status quo. Cuando su música más lo llevaba al estrellato, más se desmarcaba él de este éxito. Un oscuro personaje creador de un denso mundo musical.
"Anyone here into trip-hop?" preguntó al público del Shepherd's Bush Empire. Cuando el público respondió positivamente, Tricky respondió: "Well, fuck off home then."
Esta aura del tipo problemático -en su juventud fue dealer de marihuana y arrestado en diversas ocasiones por allanamiento de morada-, y su determinación por siempre decir lo que piensa sin importar de quien se trate, han sumado a su imagen en maneras positivas, pero también le han afectado. De los grandes artistas británicos, es el único que no ha sido invitado jamás a presentar su show en Glastonbury, precisamente por sus opiniones. Pero su música ha dejado una huella profunda alrededor del mundo.
Hace siete años, el maestro se presentó por primera vez en la Ciudad de México en el ya desaparecido Salón 21. La banda saltó al escenario y arrancó con la primera canción, You Don’t Wanna, y sonaba muy bien. En cuanto Tricky apareció en el escenario el público rugió, mientras que él prendió un porro. No canto una sola palabra, no dijo nada, simplemente fumó durante todo el tema. Poco después, un cover de Ace Of Spades de Motörhead, desató la locura; más tarde, invitó al público a subirse al escenario. Durante varias canciones, muchos estuvimos a su lado, cantando, bailando y viviendo una gran experiencia. Y es que Tricky es un provocador. Recuerdo muy bien la mirada llena de miedo de la baterista y la guitarrista en turno, cuando se percataron de lo cerca que estábamos de ellas. El show fue completo, largo, con un gran sonido y un excelente repertorio, una fina selección de su carrera.
Al terminar el concierto, tuve la oportunidad de ser invitado a pasar al backstage con el artista y su crew. Una vez tras bambalinas, nos dijo “Come on, follow me”, y así lo hicimos, hasta llegar a su camerino. Obviamente, había más gente, todos enfrascados en pláticas fervientes sobre el show, sobre el estar ahí. Bebimos y platicamos durante un rato, cuando de pronto nos invitó a algunos pocos a un cuarto contiguo, en donde la conversación se convirtió en algo más íntimo. Hablamos sobre muchas cosas, su experiencia en México, sus vicios, sus gustos y lo que odia, pero nada sobre su música. Conocí a uno de sus mejores amigos, mexicano-americano nacido en Los Angeles bebimos tequila y cerveza durante un rato. Tricky nos compartía anécdotas de vida con su extraño inglés británico de manera intensa, riendo, a momentos frenético, compartiendo viejos recuerdos con su amigo. Su conocida intransigencia relució cuando alguien más le hizo una pregunta personal sobre su ex, Martina; en ese momento fue cuando conocimos a ese Tricky del que tanto habíamos escuchado. Grosero y con poca educación, nos dejó fríos por un minuto, por como trató a esta persona.
La conversación continuó y escuchamos, reímos y compartimos. Pero lo más importante, apreciamos durante unas horas la humanidad de esta persona fuera de serie, la normalidad con la que ve ciertas cosas y la humildad que tiene al respecto de su temperamento, aunque no lo parezca. Y entonces de pronto, sacó de su backpack una bolsa negra de plástico llena de marihuana. Nos dijo que quiera fumar, pero que no tenía con qué, en el catering había fruta entonces yo tomé una manzana, la perforé y se la di. Jamás había fumado en una manzana, me comentó, pero le gustó la idea. Así, la manzana roló hacia la izquierda y tuvimos una de las mejores pláticas sobre hierba.
Pasaron las horas, y poco antes del amanecer se me acercó y me dio la bolsa negra con weed; me dijo que me la regalaba, porque ese mismo día tenía que viajar a L.A y no podía llevarla con él. Sorprendido y agradecido, me la quede; poco después, desapareció. La noche ya había sido demasiado, muchas emociones y sensaciones. Preferí regalarle la bolsa negra a la esposa de un productor del evento, quien feliz la aceptó. El amanecer me encontró de camino a casa, con una sonrisa en el rostro, feliz porque el concierto estuvo excelente, y por haber podido conocer a uno de mis héroes, algo que no se da muy seguido en esta vida.
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