La NFL en tiempos de Covid-19 y las protestas sociales
Todas las ligas de deportes profesionales han tenido que efectuar cambios como consecuencia de la pandemia del COVID-19. La Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL por sus siglas en inglés) no es la excepción.
A casi tres semanas del comienzo de la temporada, ¿qué diferencias podemos notar en la liga?
En primer lugar, podemos denotar cómo las protestas surgidas a partir de la muerte de George Floyd en contra del racismo sistémico en Estados Unidos han impactado de forma generalizada en la manera de conducirse de los jugadores y también de los equipos. A diferencia de lo polarizante que fue entre los altos mandos de la liga cuando Colin Kaepernick se hincó frente al himno nacional por primera vez en el 2016. Volvamos al discurso del entrenador en jefe de los Acereros de Pittsburgh Mike Tomlin antes de comenzar la temporada cuando reafirmó que “de diferentes etnicidades, antecedentes socio-económicos y hasta países de origen. Estamos Unidos por talentos y nuestro amor por este juego. (...) Sin importar lo grande que sea este juego para nosotros, es pequeño en el escenario más amplio, pero también caemos en cuenta que somos privilegiados de tener una plataforma y estamos comprometidos en tomar acción, y convertirnos en parte de la solución para enfrentarnos a la injusticia social y el prejuicio que todos nos enfrentamos”.
A lo largo de la NFL y otros deportes, cada vez se difumina más la línea entre lo que pueden y no expresar. Cuando previamente la expectativa era que los jugadores se omitieran de vociferar su opinión política, inclusive los medios asociados a la liga han tomado acción. El 8 de septiembre, mediante su cuenta de instagram el videojuego “Madden”, uno de los más populares del mundo elaborado por la empresa EA Sports decidió tomar acción e integrar a Colin Kaeperick al videojuego. Esto puede ser leído como una acción que van en contra de los dueños de los equipos de la NFL, que a lo largo de los últimos años han decidido no contratar al exmariscal de campo convertido activista de los 49ers de San Francisco como castigo por sus declaraciones políticas.
Con casi 7 millones de casos acumulados y aproximadamente 202 mil muertes confirmadas desde que comenzó la pandemia, ¿cómo está Estados Unidos lidiando con la asistencia en los estadios? Al parecer, este es un tema en el cual no hay una política común emitida desde la liga. Por un lado, hay equipos como los Patriotas de Nueva Inglaterra que decidieron desde un inicio no abrir sus puertas a los aficionados hasta nuevo aviso, mientras que los Cafés de Cleveland decidieron abrir a un aforo limitado de 6,000 personas durante el primer partido del año. Inclusive hay casos donde los gobiernos estatales se han involucrado. Esto sucedió con el caso de Nueva Jersey, donde el gobernador Phil Murphy dijo que tanto los Jets y los Gigantes de Nueva York no podrían tener aficionados en sus estadios hasta que la situación de la pandemia favoreciera un cambio. No obstante, dado el alto número de casos todavía en circulación (aproximadamente 31,425 casos nuevos confirmados y 967 muertes el 23 de septiembre) resulta dubitativo que no haya una política generalizada por parte de la liga para atender dicho fenómeno.
Los riesgos médicos frente al inicio de la temporada de americano circundan sobre todo entre las conferencias de fútbol americano a nivel colegial, entre ellas el Big Ten de la cual forman parte la Universidad Estatal de Ohio, la Universidad Estatal de Pensilvania, la Universidad de Michigan y la Universidad de Wisconsin. Según los médicos de dicha conferencia, ahora no es el momento de iniciar la temporada bajo el miedo de que los jugadores puedan desarrollar myocarditis, un efecto secundario potencial del Covid-19. Para un jugador de americano, sufrir un daño al corazón podría potencialmente arruinar su carrera, donde muchos jugadores aspiran a llegar a la NFL como un medio de ascensor social.
Desde los campamentos de entrenamiento previo al inicio de la temporada, se habían implantado sistemas de monitoreo al momento frente al miedo de contagio entre jugadores. En este sentido, cada jugador recibió un “tag inteligente” el cual monitoreaba la distancia física cuando suscitaba una interacción entre jugadores y por cuánto tiempo duraban estas. Según el documento Introducción al COVID 19: Políticas y procedimientos presentado por la NFL, los tags Kineoxon, que tienen capacidad de grabación, también pueden identificar contacto cercano entre jugadores dentro del partido.
La otra parte de la política apunta a un alto número de pruebas para detectar Covid-19 por parte de la liga. En sus pruebas del 6 al 12 de septiembre, de las 40,479 pruebas administradas, sólo hubo siete casos positivos, entre ellos dos jugadores. Nuevamente, de la semana del 13 al 19 de septiembre se administraron 36.664 más, de las cuales ninguna salió positiva. Remitiéndose a las buenas prácticas que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS), la realización de pruebas puede ayudar a detectar los nodos de contagio.
Hubo jugadores que decidieron no participar esta temporada, con la finalidad de no poner en riesgo su futuro profesional en la liga. Los jugadores que decidieron tomar esta ruta estarán ganando entre 150,000 y 350,000 dólares. Entre los jugadores más sonados tenemos a Damien Williams, corredor de los Jefes de Kansas City que ganó el Supertazón el año pasado, Nate Solder, tacle ofensivo de los Gigantes de Nueva York y Dont’a Hightower, linebacker titular de los Patriotas de Nueva Inglaterra.
Esto ha impactado en la titularidad de algunos de estos jugadores, como es el caso del corredor novato para los Jefes Clyde-Edwards Helaire, que en sus dos partidos ha amasado una anotación y 176 yardas por tierra en 35 acarreos, lo cual lo coloca en el séptimo lugar de la tabla general de yardas acumuladas, y que potencialmente puede poner en duda el lugar en el equipo de Damien Williams, quien como mencionábamos decidió no participar esta temporada.
De manera experimental, la idea de no tener pretemporada y un campamento de entrenamiento acortado debió haber reducido, de esos que lo pensaban así, el número de jugadores lastimados en una liga que, debido a su alto contacto físico, suele recibir muchas lesiones. No obstante, podemos observar cómo después de dos semanas los riesgos de jugar para una liga que tiene una alta demanda física sobre sus jugadores se mantiene latente. Según un artículo del New York Times, la realidad es sencilla: no hay una explicación externa que haya podido explicar de manera significativa el resultado que se repite todas las temporadas, y la realidad es que no se ha encontrado una fórmula óptima, distinta de la pretemporada,que prepare a los jugadores sin ponerlos en riesgo en preparación al comienzo de la temporada.
Entre los jugadores más sonados que han presentado lesiones, tenemos al corredor estrella de los Gigantes de Nueva York Saquon Barkley, quien estará fuera el resto de la temporada y el corredor Christian McCaffrey de las Panteras de Carolina del Norte, quién ganó el honor de ser el único jugador en la historia de la franquicia en acumular 1,000 yardas de recepción y por tierra, sostuvo un esguince de tobillo, y estará fuera por lo menos un par de semanas.
Esta temporada y el contexto más amplio en el que se inserta deja mucho en que pensar.