Foto en vía Las últimas semanas han sido complicadas. Recientemente causaron devastación huracanes y terremotos; mientras tanto, en el ámbito de la política, Cataluña busca separarse de España. El señor presidente Trump siguió teniendo una fuerte presencia en los encabezados: lo vimos amenazando a Kim Jong Un, líder supremo de Corea del Norte, y también ejecutando esta ; peculiar técnica que empleó para entregarle víveres a los afectados en Puerto Rico; otro hecho relevante y triste de las últimas semanas fue lo acontecido en Las Vegas.
Stephen Paddock, un hombre acaudalado, retirado y con 64 años de edad, abrió fuego sobre los asistentes al Route 91 Harvest, un festival de música country en Las Vegas. Los disparos llovieron desde una de las ventanas del hotel Mandalay Bay, durante aproximadamente 11 minutos: lamentablemente fallecieron 59 personas y 530 quedaron heridos según los reportes hasta este momento.
El escenario en el cual se desenvolvieron los acontecimientos en Las Vegas es trágico e inhumano. Cabe destacar que se llevó a cabo, en un espacio musical, donde por lo general hay paz y sana diversión, catarsis colectiva. La música no suele ser un lugar de odio, de miedo, de violencia, y mucho menos de la pérdida de más de 50 vidas humanas. Además probablemente resulte confuso para un norteamericano que el ataque se haya llevado a cabo por un hombre blanco en un espacio generalmente de blancos.
Además de la indignación ante el acto, en los últimos días ha surgido una vez más el debate de la regulación de las armas de fuego en Estados Unidos. Este asunto es probablemente uno de los más delicados en la opinión pública y la política estadounidense. Los que se oponen, a menudo utilizan a Barack Obama como ejemplo, mientras los que están a favor, como el partido Republicano y la NRA sólo han dicho que quieren prohibir el tipo especializado de culata que utilizó el tirador, que le permitió jalar el gatillo más rápido.
Hasta el presidente Trump ha evadido el tema, y no resulta extraño ya que hablar en contra de la regulación de armas probablemente vaya en contra de su estrategia política, más allá de sus convicciones personales. Quizás lo que resulta bastante incómodo del atentado, es el hecho que no hay nada en el perfil del asesino que indique su maldad, no hay una historia trágica, no es miembro de una organización fundamentalista, no tiene una historia criminal. Simplemente decidió llevar a cabo el atentado, con motivos poco claros. Quizás es todo lo que se necesita saber.
Por más que no se le quiera atribuir los acontecimientos a la regulación de armas, este hombre, Paddock, que no está clara la causa de su desequilibrio, fue capaz de almacenar armas durante más de veinte años, comprándolas, además, en distintos estados. Todo parece indicar que Stephen Paddock logró adquirir más pistolas poco antes de llevar a cabo sus nefastos planes.
No es nada sencillo determinar de qué manera se puede arreglar el problema de la violencia en los Estados Unidos. Tampoco se trata de demonizar a nuestro vecino del norte, ya que México también tiene un problema de violencia que no se puede ignorar. Pero lo que se hizo evidente el día domingo fue que una persona, con pésimas intenciones, logró hacerse de más de 47 armas y a eso yo le llamaría un problema.